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La Tribuna
Columnista

Huelgas y salud

Leslia Jorquera

Dr. Jaime Mañalich M.

Director

IPSUSS

por Leslia Jorquera

No es legítimo que los pacientes queden atrapados sin ninguna salida, sirviendo como verdaderos rehenes para un conflicto que sólo en teoría podría beneficiar a otros pacientes en el futuro.

Los paros o huelgas de los trabajadores de Salud representan un conflicto de difícil solución entre dos valores. Por una parte, el de los pacientes que sufren los daños colaterales de las paralizaciones: quien tenía hora para una cirugía desde hace 6 meses y la ve postergada, quien va a Urgencia y espera toda la noche, quien no accede a un medicamento esencial para el control de su enfermedad. Es el derecho de carácter constitucional a recibir una atención de salud cuando se necesita. Por otra, el de los propios trabajadores, con derecho a reclamar por mejores condiciones laborales, una mejor remuneración, o una carrera laboral. Históricamente, quienes trabajan al servicio de la salud, habían sido renuentes a paralizar, explicable por el mandamiento médico: “En primer lugar, no harás daño”. Sin embargo, esta tendencia ha cambiado en las últimas tres décadas en todo el mundo, llegando al punto que las movilizaciones en salud son muy frecuentes.

Las huelgas en salud producen daño, es evidente y está bien documentado: muerte, accidentes, retardos, listas de espera. Por ello, son procesos difíciles de sostener por los trabajadores, ya que la ciudadanía se exacerba y los critica, aunque la responsabilidad final pueda ser de alguien que no hizo su trabajo en una oficina lejana. El argumento de mantener servicios mínimos denominados “turnos éticos”, es equivocado, por cuanto toda acción asistencial es impostergable para quien sufre una enfermedad, y en la mayoría de los casos, solo se puede juzgar el impacto producido por no haber recibido atención con la perspectiva que da el tiempo. ¿Cómo evaluar su influencia en una paciente que vio postergada su cirugía para extirpar un cáncer de mama por tres meses? ¿Si desarrolló metástasis fue por esta demora? ¿Y si la enfermedad reaparece al cabo de cuatro años?

En nuestro país se prepara una Reforma Laboral que aumentará la sindicalización y el derecho a huelga. En el caso de los servicios de Salud, esta legislación debe ser muy cuidadosa, pues no es legítimo que los pacientes queden atrapados sin ninguna salida, sirviendo como verdaderos rehenes para un conflicto que sólo en teoría podría beneficiar a otros

pacientes en el futuro.

¿Qué soluciones posibles podría haber? Uno: mecanismos de conciliación y arbitraje por 3ºs  que resuelvan las disputas con resultados vinculantes. Dos: definir claramente qué son servicios esenciales donde no puede haber huelga. Tres: ofrecer salidas alternativas reales a los pacientes, donde quien esté adscrito al nivel A de Fonasa, que hoy no tiene derecho a libre elección, si la tenga durante el cese de los servicios.

Dr. Jaime Mañalich M.

Director

IPSUSS

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