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Columnista

Alfombra roja

Cristian Delgadillo Rosales

Ovacionado por la galería, avanzó los 130 metros de alfombra roja junto a su pareja del mismo sexo, sin darse cuenta que con ello estaba perdiendo un seguidor y, de paso, dando los primeros impulsos para lo que es una aberración humana: la adopción por parte de homosexuales.

por Cristian Delgadillo Rosales

Anoche mi señora me despertó por roncar muy fuerte cuando faltaban algunos minutos para las 6 de la mañana. Me desvelé escuchando el espectáculo que se produce cada madrugada cuando cantan los gallos. Abrí la ventana y escuché además el ruido del estero contemplando tan hermoso amanecer junto con el canto de los queltehues y un par de bandurrias. Salía el sol y pude ver sus primeros vuelos reafirmando su vocación de libertad y de su poder de visión de altura, ambos valores tan importantes y escasos en la gente de hoy. Mientras miraba el vuelo libre de los pájaros me preparé un café y, como todos los días, sintonicé mi radio a pilas. Triste fue para mi escuchar tanta tontera de la Gala del Festival. Escuché textual la siguiente frase de Ítalo Passalacqua: Creo en el matrimonio igualitario y en que uno pueda adoptar hijos. He escuchado unas brutalidades acerca de ese tema, que no sé en qué mente pueden caber. La adopción es una cosa de amor, si tu quieres adoptar hijos es por amor, para sacarlos de los hogares, que sean felices, para dar la oportunidad de que esos niños vivan mejor, que tengan cariño.Son palabras de Ítalo Passalacqua, luego de terminar su desfile en la Gala del Festival. Ovacionado por la galería, avanzó los 130 metros de alfombra roja junto a su pareja del mismo sexo, sin darse cuenta que, con ello, estaba perdiendo un seguidor y, de paso, dando los primeros impulsos para lo que es una aberración humana: la adopción por parte de homosexuales. Si analizamos con detención la frase, nos llevaremos algunas sorpresas que, de haberlas sabido, el público habría pifiado más que aplaudido. Desde hace muchos años soy seguidor de la crítica profesional y del talento periodístico de Ítalo Passalacqua. Es más, periodistas que conozco y que han trabajado con él en El Mercurio y en televisión tienen la mejor opinión del comunicador en términos humanos y profesionales. Se nota que es un buen tipo y se nota, además, que estamos frente a un hombre de buen corazón. Sin embargo, ha sostenido una frase que a simple vista parece moderna y a todas luces más que popular. Ha sostenido que la adopción es una cosa de amor. La adopción no es una cosa de amor. Ni menos una cosa de amor entre dos hombres o dos mujeres. La adopción es un regalo, que sólo ciertos matrimonios compuestos por un hombre y una mujer y luego de un proceso de postulación y selección (entrevistas psicológicas, seguimiento, etc...) permite que se hagan cargo de un niño para siempre. Evidentemente, el amor, al igual que en el matrimonio y en la crianza, es condición sine qua non . El problema es que Passalacqua se refiere al amor entre la pareja homosexual. Es amor a ellos mismos y creen que pueden formar a un niño de manera antinatural sin la presencia de una figura maternal. Recordé a un vecino estanciero de Tierra del Fuego, que ante tanta soledad me confesó una noche que estaba enamorado de una oveja de su piño. Es más, había tenido relaciones sexuales con ella. Quedé atónito con lo que me contaba y pensé que luego de escuchar eso ya no volvería a ver otra cosa más irracional y enferma. Pero al escuchar la radio y ver el apoyo masivo que estaba teniendo Passalacqua al apoyar la adopción de niños por parte de homosexuales, mi vecino gaucho parecía un niño de pecho.

Juan Secano Rere

Gaucho de la Patagonia

radicado en Los Angeles

Twitter: @SecanoJuan

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