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La misma organización que en sus inicios llegó a reunir a 450 socios -y que incluso soñó con exportar vino a la Unión Soviética - parecía haber quedado al margen de la tradición vitivinícola de la zona. Hoy, con apenas 40 integrantes, esa historia comienza a reescribirse.
El gerente de la cooperativa, Eleodoro Ríos Vallejos, recuerda ese pasado con nitidez. "Esta transición que hubo del año 69 para adelante, con todos estos cambios políticos y económicos, hicieron que algunos de los socios perdieran interés en trabajar en la parte agrícola, entonces se empezó a disgregar esta cooperativa, tanto es así que, hoy en día, la conforman solo 40 socios", relata.
Hacia los últimos cinco o seis años, comenzó un proceso silencioso, pero decidido: recuperar las antiguas viñas. "Se empezó a despejar el terreno de la parte forestal y volver a darle empuje a estas viñas que todavía estaban en el terreno plantado para que resurgieran", explica Ríos Vallejos.
El avance ha sido evidente. Hoy, la cooperativa habla con orgullo de su "Viña Heroica", emplazada en un terreno de alta pendiente y variadas exposiciones solares donde el trabajo es exigente tanto para las plantas como para quienes las manejan. Ese esfuerzo se ha visto acompañado por una articulación público-privada que permitió postular a proyectos de Corfo y levantar una sala de procesos moderna, equipada con cubas de acero inoxidable, despalilladores y tecnología que contrasta con el antiguo método de pisoneo manual. La obra, ubicada a un costado del terminal de buses, ya tiene un 95% de avance.
Dentro de este impulso, llegó una invitación inesperada desde la Universidad Católica: elaborar un vino Rosé con denominación de origen, usando la histórica cepa país, con más de 400 años de presencia en Chile. Para los socios fue una experiencia completamente nueva.
El vino comenzó a producirse en 2024; la cosecha se realizó en 2025 y de ella se obtuvo el volumen destinado al Rosé. El proceso fue guiado por el enólogo Edmundo Bordeau, académico de la Universidad Católica.
Este año, decidieron llevarlo a competir en El Catador, uno de los certámenes más reconocidos del país. Las expectativas eran moderadas. Sin embargo, el resultado superó todos los cálculos.
Por primera vez, un vino de la renovada cooperativa nacimentana obtuvo medalla de oro. "Ha sido un trabajo bastante arduo, también con mucha exigencia, pero ahí está el fruto, y obviamente esto nos impone un desafío tremendo, hay que mantener la calidad del vino", afirma Eleodoro Ríos.
Para Víctor Oñate, presidente de la cooperativa, este reconocimiento es parte de un ciclo particularmente positivo para la organización.
Con emoción, Oñate recuerda la visión de quienes impulsaron esta apuesta hace más de medio siglo. Hablar de exportaciones en esos años parecía un sueño gigante, pero mostraba el espíritu que aún hoy intentan recuperar. Su meta es clara: rehabilitar los campos, plantar nuevas viñas, atraer turismo y reposicionar el Valle del Biobío como una zona reconocida por su identidad vitivinícola.
La recuperación del vino en Nacimiento no es una casualidad. La historia del Biobío está entrelazada con la vitivinicultura desde el siglo XIX, cuando las llamadas "viñas francesas" comenzaron a instalarse en la zona. Aunque su expansión fue menor que en el valle central, el territorio contaba con condiciones privilegiadas para desarrollar una actividad que combinaba cultura, economía y paisaje.
Los investigadores destacan que desde esa época se importaron técnicas, plantas y conocimientos desde Francia, acompañados por infraestructura como bodegas subterráneas y casas patronales que aún marcan la memoria local.
Hoy, esa historia vuelve a cobrar vida gracias a proyectos impulsados por Corfo, como la "Carretera fluvial del vino, uniendo culturas del Biobío", que combina historia, navegación, gastronomía y paisajes para atraer a turistas internacionales. También destaca la "Ruta Enoturística: Al Rescate del Vino", donde participan cuatro empresas locales con un enfoque sostenible y de impacto territorial.
Ambas iniciativas buscan poner en valor la vitivinicultura como un elemento identitario, especialmente en sectores como Millapoa, donde la tradición del vino convive con artesanos, productores y familias que mantienen viva la memoria rural.
El trabajo que realiza la Cooperativa Los Notros es más que la elaboración de un producto. Es un acto de recuperación territorial, cultural y económica, que hoy encuentra nuevas manos, nuevas herramientas y nuevos desafíos.
Con una viña que resurge, una sala de procesos a punto de inaugurarse y un vino Rosé premiado a nivel nacional, Nacimiento vuelve a instalarse en el mapa del vino chileno.
Lo que comenzó con 450 socios en 1969 y que hoy continúa con 40 agricultores comprometidos, demuestra que, a veces, la historia puede ser recuperada. Y que una medalla de oro no solo premia un vino: premia un renacer.
CATAD'OR WORLD WINE AWARDS
Se trata del concurso internacional de vinos más importante de América Latina. Celebrando 30 años de existencia en 2025, este prestigioso evento se realiza desde 1995 en Chile, el cuarto mayor exportador de vinos del mundo.
Es el único concurso en América Latina con el doble patrocinio de la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) y de VINOFED, la Federación Mundial de Grandes Concursos Internacionales de Vinos y Licores, en cuyo directorio tiene el honor de ser miembro.
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