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La Tribuna

El curioso caso del balneario sin agua revela agudo problema en San Rosendo

por Juvenal Rivera Sanhueza

Pero no solamente el balneario no tiene agua sino que toda la población rural de la tierra de la Carmela debe ser abastecida con agua potable de camiones aljibe

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La historia es

más o menos así. El año pasado se estaba configurando una nueva calle que daba

justo al río Laja, por el lado de la localidad de San Rosendo.

Se tenían como

250 millones de pesos que, entre otras obras, también se emplearon en construir

un muro de contención en las márgenes de dicho curso fluvial.

De paso, se

aprovechó la ocasión para echarle una manito de gato al balneario municipal,

el mismo que es usado hace décadas para que los sanrosendinos se refresquen en

las extensas jornadas de estío. Con los gaviones y el acceso pavimentado, se cambiaron

las mesas y se mejoró su disposición de tal forma que más personas pudieran

disfrutar de ese lugar.

Sin embargo, este

año no se ha podido hacer uso del balneario. Pese a mejorarse y hermosearse,

tiene un pequeño gran problema: no hay agua. O sea, tiene agua pero es la

suficiente para mojarse apenas los tobillos, nada más. Si alguien quiere

bañarse ahí, únicamente le queda chapotear en el barro o, derechamente, jugar a

hacer castillos con la arena que generosamente abarca una amplia extensión del

lecho.

El caso fue

divulgado el martes en el Fanpage de LajaTv en que se muestra una fotografía

del mermado cauce del río que, en otras ocasiones para esta misma fecha, lucía

brioso y azul antes de terminar su carrera en el río Biobío, que está algunos

cientos de metros más hacia el poniente.

Esta dramática situación

no es única. Se replica a lo largo del río Laja, el mismo cuyas márgenes han

sido usadas desde siempre por quienes buscaban escapar del calor inclemente del

verano. Cualquier lugar servía, desde accesos sin ninguna implementación hasta

aquellos campings dotados de todo lo necesario para quedarse varios días

disfrutando de las aguas frescas del principal tributario del río Biobío.

El caso más

evidente es lo que se observa en las populares cascadas de los Saltos del Laja,

cuyo mermado caudal demuestra el panorama adverso.

ALCALDE DE SAN ROSENDO

El alcalde de San

Rosendo, Rabindranath Acuña, tiene una respuesta para explicar el origen del

problema. También desde el tiempo en que el agua empezó a menguar en el

balneario municipal. Y el responsable tiene nombre y apellido: central Laja.

Debe ser hace

unos 10 años cuando hubo un cambio rotundo en la cuenca del río Laja. Ahí se instaló

la central de paso - que ahora está en manos de la empresa Engie-, la que se

ubica en el sector de Puente Perales. Ahí cambió completamente la cuenca del río

y fue ahí cuando perdimos la flora y la fauna, y el agua para recreación en Los

Ángeles, Yumbel, San Rosendo y Laja. A su juicio, esa pérdida no tiene

precio.

El problema,

según Acuña, es que dicha planta generadora represa las pocas aguas que van

quedando en el río Laja, cuyo caudal ya viene muy disminuido por las

extracciones intensivas que efectúan para regar miles de hectáreas de suelos

cultivables. Al cabo, solo queda una pequeña porción de recurso que se termina

diluyendo en los varios brazos del curso fluvial.

Por lo pronto,

anticipó que en los próximos días buscarán solucionar ese problema. ¿Qué harán?

Vamos a meter máquinas excavadoras al lecho. Un kilómetro antes del balneario

perfilaremos el río, de forma de canalizar la poca agua existente hacia esa

zona. Es decir, haremos una intervención artificial del cauce, explica.

Ese trabajo se

venía haciendo en los años precedentes. Sin embargo, debido a los trabajos de

mecánica de suelo realizado por la empresa Fesur en las basas del puente

ferroviario, que data de 1880. Ellos sacaron la máquina esta semana así que

esperamos entrar nosotros al río este sábado o lunes, acota.

SEQUÍA RURAL

Pero lo del

balneario es solo una parte del problema ocasionado por la crisis hídrica. Todo

el sector rural de San Rosendo se abastece hoy en día con agua potable que se

reparte en camiones aljibe. Callejones, Turquía, Vega Verde, Los Despachos, El

Fuerte, Campón, La Quebrada, entre otros, se abastecen de esa manera, señala

el alcalde.

Son cerca de 300

familias, que suman más de mil personas, las que tienen problemas de

suministro, lo que equivale a poco más del 25% de la población de la comuna de

San Rosendo. Cada persona cuenta, a la semana, con 350 litros de agua potable,

a razón de 50 litros diarios. Eso es todo lo que tienen y no disponen de más

agua potable, advierte el jefe comunal.

Es que aunque por

los convenios con Prodesal se han construido pozos profundos para regar los

sembradíos y dar de beber al ganado, la calidad del recurso no es lo suficiente

para destinarse al consumo humano. Hoy en día nos hemos encontrado con aguas

con manganeso y fierro, estando expuestos a enfermedades, añade.

Es más, según el

alcalde, ni siquiera la calidad de agua en los camiones aljibe está asegurada

porque son empresas externas que se abastecen en San Rosendo. Años atrás

encontramos a una empresa de esas sacando agua desde un riachuelo. El tener que

viajar 30 kilómetros a San Rosendo y después de vuelta hace que restrinjan

mucho el agua.

De ahí que el

municipio esté trabajando en el desarrollo de proyectos de agua potable rural que

aseguren la provisión del recurso con todas las condiciones de salubridad. Ya

tenemos tres proyectos construidos y otro que se debiera ejecutar este 2021

para 200 familias del sector Turquía.

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