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Padre de Emita, Fredy Bustamante: "Esperó a sus hermanos para dejarnos"

por Benjamín Ahumada

La menor luchó hasta el último día contra el tumor cancerígeno conocido como D.I.P.G. y aunque sus padres les pidieron que descansara ella esperó a sus hermanos, los abrazó y se despidió.

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Este sábado 10 de junio se cumplió un mes del fallecimiento de Emita, ella murió en Barcelona, España, el Día de la Madre.

Hace una semana regresó a Los Ángeles donde fue despedida por la comunidad con una misa en la capilla del Liceo Alemán.

Como parte del proceso del duelo, su padre accedió a dar una entrevista a La Tribuna FinDe, para contarnos la visión de la familia.

Contactamos a Jorge Rodríguez, vocero de la familia en Los Ángeles, quien nos confirmó que Fredy, el padre, nos daría la entrevista, pero en el diario, no en su casa.

No entendimos, pero nos pareció que era lo correcto, sobre todo cuando supimos que desde siempre se ha tratado de una familia cristiana que valora la intimidad.

LA ENTREVISTA

Viernes, 11 de la mañana, Fredy Bustamante llegó y se anunció, venía vestido con un pantalón oscuro y una chaqueta azul, el pelo más largo, un poco más flaco y con la mirada de paz que sólo puede dar Dios en momentos tan difíciles.

Cuando su hija murió en el Hospital San Juan de Dios, supo de inmediato que no volvería con su cuerpo en un ataúd, ellos no estaban para eso, para seguir en España haciendo trámites, por eso decidieron cremarla y tener el ánfora en su casa.

Escribir esta historia se vuelve difícil, sobre todo porque la esperanza de volver con Emita sólo desapareció el día de su muerte y porque como medio nos pusimos como meta informar a toda nuestra provincia sobre casa paso de nuestros vecinos en Europa.

LA HISTORIA

En dos minutos la vida de Fredy sufrió un duro golpe, el médico en Chile le advirtió que Emita tenía 6 meses de vida.

“Ese día fue terrible”, pero tras el desahogo en el llanto, la mañana fue distinta, “nos propusimos, como familia, hacer todo lo posible para salvarla”.

En Chile, existen tres casos conocidos de D.I.P.G. el tumor cancerígeno que le quitó la vida a Emita, dos están fallecidos y un tercero intenta sobrevivir, también en Europa.

El día del diagnóstico pensaron que se trataba de un problema a la vista, algo simple que debían tratar, pero la resonancia dijo otra cosa, allí estaba el cáncer.

El estado emocional quedó de lado y comenzaron de inmediato a buscar los fondos para llegar a Europa y acceder a un estudio experimental que se realizaba en Barcelona, pero había que juntar en 4 días una millonada de plata, sólo para reservar el cupo.

Confiado en los bancos y por cierto en su isapre, la familia Bustamante recibió los primeros portazos del mundo privado para comprender que la ayuda vendría primero de su familia, luego de sus vecinos cercanos, de los habitantes de Los Ángeles, de la Provincia de Biobío, del país y del Estado.

Contar su vida a la comunidad fue un tema de “la mamá de Emita, ella lo sugirió”. Primero debían juntar 200 mil euros casi 150 millones de pesos para ir a un tratamiento al Reino Unido, eso era imposible.

La investigación, los llevó a conocer a los catalanes y de 70 mil euros (cerca de 70 millones) bajaron la reserva del cupo a 45 mil (algo así como 35 millones), sin pensar siquiera en el viaje y la estadía, pues lo importante siempre fue la niña.

Una vez en España, con la certeza de salvarla, comenzó el trabajo, fueron recibidos por el cónsul en Barcelona, Jaime Bascuñán y por la familia angelina Zapata – Betancourt. Siempre estuvieron acompañados.

Tras su llegada, los mensajes eran esperanzadores, Emita había reaccionado de forma positiva al tratamiento experimental y todo comenzaba a tomar sentido una vez más para la familia, pero vino el golpe, mas no la desilusión.

“Emita debe dejar el hospital catalán, no funcionó el tratamiento”, detalló su padre con un poco de tristeza, pero levantó su cabeza para decirnos que al mismo tiempo ya buscaba cómo seguir y así supo de Alemania, de Frankfurty Colonia.

La niña ya había perdido la fuerza y pese a que sus padres seguían intentándolo sabían en su interior que algo andaba más mal de lo que creían, pero si en Alemania había una esperanza había que ir, lo más pronto posible.

En paralelo en Los Ángeles, Jorge Rodríguez seguía organizando las actividades benéficas con bingos, remates de camisetas de fútbol y distintas ideas, para solventar los gastos del tratamiento y de sus padres, que nunca la dejaron sola.  

La llegada a Colonia marca un hito importante en el esfuerzo de Emita, en Europa sus padres miran alrededor y recuerdan que su hija tiene 6 años y que es necesario salir para que la niña se distraiga y para que ellos se distraigan.

Es la primera vez que, en una silla de ruedas facilitada por un chileno, Emita recorre las calles y el zoológico de Colonia. Los angelinos pensábamos que las cosas iban bien. 

Tal como en España, en Alemania fueron recibidos por el cónsul en Frankfurt Sr. Christian von Loebenstein, quien puso todo el aparataje estatal al servicio de sus nuevos huéspedes.

“El 28 de febrero era un día helado, llegamos a una ciudad muy helada, con un idioma extraño. También nos recibieron los chilenos”, dijo Fredy.

Con su lado izquierdo completamente paralizado, Emita recorrió las calles de la ciudad alemana, en silla de ruedas y sobre los hombros de sus padres. La niña seguía luchando.

En Los Ángeles los hermanos de Emita, Francisca y Ramiro comenzaban a preparar maletas y a contar los días para verla, al igual que ella en su cama del hospital bávaro.

La salud de nuestra vecina empeoraba, tuvieron que conectarla a una sonda para poder alimentarla, junto a ella sus padres adelgazaban.

“Emita contaba los días en el calendario, la veíamos cansada pero siempre preguntaba cuanto faltaba para que llegaran sus hermanos y sus primos”.

La noche anterior a la llegada de sus hermanos Emita pasó lo peor de su estadía en Europa al punto que sus padres le pidieron que descansara, que ya estaba bien y que era el momento. El dolor de ver a su hija era tal, que era necesario dejarla partir.

La niña no escuchó a sus padres y resistió guardando todas las energías para el momento en que Ramiro y Francisca cruzaran la puerta de su habitación. Tenía que hacerlo, lo estaba esperando.

LOS ESPERÓ

“Emita esperó a sus hermanos, los esperó”, relató emocionado el padre.

“El primero en entrar fue Ramiro (recuerda con el detalle de una fotografía), ella no podía mover sus brazos, pero estiró su brazo derecho para rodear el cuerpo de su hermano y abrazarlo”.

Luego vino el abrazo a Francisca y a sus primos Agustín y Helena, después sus tíos, entre los que estaba Jorge Rodríguez.

Ese fue el momento en que Coke, como le dicen en la intimidad de la familia, sacó su teléfono celular y tomó una de las fotos más hermosas, esa donde toda la familia está reunida.

En la captura Emita tiene su brazo levantado con un poco de ayuda, eran sus últimas gotas de energía, las que guardó esperando a sus hermanos, esas que dejó para abrazarlos y para decirles, en su silencio, que era el momento de dejarlos, pero también el momento para agradecerles y amarlos.

FAMILIA CATÓLICA

“Nunca me pregunté por qué a mí o por qué a mi hija”, nunca perdí la fe y nunca dejé de creer en Dios, siempre esperé el milagro”.

Para todos nosotros el milagro es algo inexplicable, fuerzas superiores, en este caso Dios que permite la ocurrencia de algo anormal o si se quiere no normal.

El milagro puede ser interpretado como el fin del cáncer sin explicación científica, pero en este caso y tras mirar a los ojos a Fredy, está claro que el milagro ocurrió, bajo otro tipo de manifestación. Dios llegó a darles paz cuando la paloma blanca participó de la misa de despedida a Emita en España, la paloma que entre los cristianos es la manifestación física del espíritu santo.

Durante la enfermedad, Fredy y Maribel fueron acompañados espiritualmente por el padre Sergio Edwards, fuente de conversación necesaria para vivir el frío de Europa.

Fredy sigue siendo católico y creyendo en Dios como siempre, pero le ha pedido descanso antes de volver a verlo, porque necesita entender y conocer qué debe hacer, y ahora sí, saber ¿por qué?, pero no para recriminar, sino porque sabe que ahora tiene una misión y cuando lo sepa, seguramente será el pilar que su familia, amigos y sociedad necesita para ayudarnos los unos a los otros.

LOS SÚPER PAPÁS

“No somos súper papás, lo que hicimos nosotros lo haría cualquier papá, somos comunes y corrientes”.

De haber tenido otra situación económica y otra educación, la historia no tendría el mismo final.

Ellos no lucharon solos y en ese sentido están esperando pasar el duelo para poder transmitir su experiencia a todos los padres que se deben levantar a diario enfrentando las enfermedades de sus hijos.

Saben que otros progenitores verán una y otra puerta cerrada y que deberán ver como sus hijos mueren postrados en una cama de hospital o en su propia casa.

Poco a poco Fredy comienza a abrir los ojos, un paso importante fue venir a La Tribuna y hablar con nosotros, otro paso grande será cuando pueda ayudar con su experiencia a quienes lo necesitan.

EL MENSAJE

“Cada vez que dejen a sus hijos en el colegio abrácenlos fuerte”.

“La familia es lo más importante” y Emita nos dejó ese mensaje, también nos enseñó a pelear hasta el final.

“No puedo decir cómo estamos, porque ni siquiera sé cómo estoy yo”, y pese a ello insiste en que la familia es lo más importante y que son los que deben estar bien, como una suerte de energizar y recibir la fuerza de todos.

“Esto nos cambió la vida” y junto a Maribel harán junto a su esposa todo lo que sea necesario para estar con Francisca y Ramiro.

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