El reciente anuncio hecho por la Presidenta Michelle Bachelet, en orden a entregarle al Congreso Nacional la responsabilidad de convocar a una Convención Constituyente despertó, curiosamente, más críticas en sectores de izquierda que en la oposición.
Los cuestionamientos surgen a raíz de que la propuesta inicial planteada por Bachelet, cuando dio el vamos al Proceso Constituyente, buscaba que el nuevo Parlamento elegido en noviembre, definiera entre las opciones de una comisión bicameral, una convención constituyente mixta de parlamentarios y ciudadanos, una asamblea constituyente y la posibilidad de convocar a un plebiscito para que la ciudadanía elija una de las alternativas antes mencionadas. Nada de eso pasó, lo que ha generado sorpresa en sectores aliados al oficialismo.
DESACUERDO EN ALIADOS
Renzo Galgani, ex seremi de Hacienda de la región y actual coordinador de Arauco y Biobío del partido PAÍS, criticó la decisión de la mandataria, señalando que “es una muy mala decisión y sesgada, guiada desde las cúpulas del poder; se vuelve, nuevamente, a elegir la cocina tan criticada por todo el mundo, en un proceso que debe ser democrático y ciudadano”, indicó.
El ahora dirigente político fue más duro en su análisis al manifestar que “cuando nos integramos al gobierno, planteamos la necesidad de hacer algunas modificaciones y no lo hicimos, porque, finalmente, las decisiones de las cúpulas más conservadoras de este país son las que toman las líneas de acción del gobierno”, acusó.
José Castro, presidente provincial del Partido Comunista en Biobío, opinó al respecto que “no es lo que nosotros y la ciudadanía en general bregó para que se hiciera en los cabildos abiertos el año pasado. Lo que más interesaba era la participación ciudadana”, expresó.
Para este dirigente el mecanismo final debiera ser una Asamblea Constituyente y no el método anunciado recientemente por la Presidenta que le entrega atribuciones al Congreso.
“Sentimos decepción. Ahora que nos queda, seguir insistiendo, somos bastante porfiados en alguno de nuestros planteamientos, y esto como está planteado no nos satisface”, sentenció.
Mucho más conciliador en su postura ante este tema se manifestó el secretario regional de Evópoli y habitante de Biobío, Bruno Vyhmeister, quien argumentó que es el poder legislativo el ente llamado a tratar estos temas en su instancia final, de haber una nueva constitución.
“Si vemos los números, la participación en los cabildos fue ínfima. Realmente, yo lo consideraría un fracaso para la inversión que se hizo y que fue muchísimo y con un resultado paupérrimo”, recordó.
Consultado respecto de si considera necesario una nueva carta magna, Vyhmeister opinó que “la Constitución debe ir más por una carta mínima, como lo plantea en su programa Felipe Kast, que permita hacer reformas en el tiempo, o sea, que sea algo flexible y no algo tan rígido como la que tenemos hoy en día”, apuntó.