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La Tribuna

Carolina Urrutia: Una científica que ha dejado en alto el nombre de Los Ángeles

por Sebastián Díaz

La angelina se destaca con una de las innovaciones más importantes al crear junto a su socia una microparticula que neutraliza los efectos de metales pesados en la piel.

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Carolina Urrutia Álvarez tiene 34 años, es angelina y por estos días triunfa con una empresa. Es la segunda de tres hermanos, tras un hombre de 37 años y su hermana menor de 24.

Su paso por los colegios de la zona es un listado bastante grande. Cuenta que hizo kínder y primero en el colegio Hispanoamericano y posteriormente entró al colegio Santa Rita, donde estuvo cerca de un año, para trasladarse al colegio San Gabriel donde llegó hasta sexto básico. Finalmente, se fue al colegio Teresiano que luego pasó a ser el colegio San Rafael Arcángel, ubicado en calle Almagro. Fue en ese mismo establecimiento el que más recuerda. “Yo soy de la generación 2000, mi curso era mixto con 45 alumnos por curso, yo estaba en el 4°A y el curso era entretenido, porque de ahí salieron médicos, era un curso de selección del colegio, con promedio alto”.

Asimismo, agregó que le gustaba el establecimiento, independiente de que fuera católico (ella es laica). La formación cristiana -asegura- le entregó valores como el compañerismo, trabajar en equipo o la empatía por el otro. “Yo fui scout de la parroquia Buen Pastor desde los 8 a los 20 años y me ayudó mucho a tener perseverancia, lograr objetivos, trabajar en equipo y eso es muy valorable”, dijo. 

De igual forma destacó que fue una experiencia muy grata, porque -según explicó- el trabajo en grupo logrando objetivos en común, le permitió conocer que cada persona tiene habilidades para un fin, lo que se traduce en un gran aprendizaje para el futuro.

Además, afirmó que al momento de elegir la carrera que quería estudiar, no lo tenía claro, salvo que sería algo ligado con la naturaleza y la investigación. “Cuando leí biología marina, dije esto es lo que voy a estudiar”, expresó.

ETAPA UNIVERSITARIA Y COMIENZO DE PROFESIONAL

Tras salir del colegio San Rafael Arcángel, Carolina con sólo 18 años, se fue a vivir a Concepción para estudiar biología marina en la Universidad Católica de la Santísima Concepción. Antes de contar su experiencia, agradeció la confianza de sus padres por dejarla vivir sola a tan corta edad.

Así, contó que esta experiencia “fue súper buena, porque yo siempre tuve ganas de irme a estudiar afuera, por un tema de que yo quería vivir esa experiencia de ser independiente joven, no llegar a los 25 años a vivir sola, yo quería vivir eso antes. Fue bueno, porque eso te enseña a ser responsable, a cumplir horarios a ser independiente, a cuidarte y eso me ayudó a madurar antes”.

Tras obtener su título, Carolina comenzó a decidir en qué área de su carrera quiere involucrarse.

“Como fui scout y mi papá me enseñó a cuidar el medioambiente, me gustaba mucho lo de la contaminación ambiental, entonces en el seminario de pregrado empecé a trabajar con los efectos del cromo en ecosistemas acuáticos, después de eso hice mi tesis en la Universidad de Concepción y ahí conocí a Cecilia Rivera, una estudiante de, en ese tiempo doctorado, que me dejó parte de su tesis para que yo hiciera la investigación”.

Gracias a esto, Carolina pudo investigar los efectos del arsénico en la piel. “Ahí descubrí que este metaloide se encuentra en distintas partes de Chile, sobre todo en el norte. Se puede encontrar en el ambiente en general, en el agua, en el suelo o en el aire. Así me fui insertando en el mundo de los metales pesados y cuál es el efecto que tienen en la piel de las personas”, explicó.

De todo esto, nace el gusto por este tema, el que más tarde le traería grandes frutos.

Tras finalizar su carrera, Urrutia se trasladó a vivir a Santiago, obtuvo un título de pedagogía y trabajó como profesora de química, pero cuenta que “después me volvieron las ganas de seguir investigando y fui a hacer un magíster con mención en radicales libres en la Universidad de Valparaíso y ahí volví al tema más académico y mi tesis de post grado la trabajé en la Pontificia Universidad Católica de Santiago. Ahí descubrí que no era mi camino, me empezó a volver el tema de lo que quería hacer antes. Conocí a Andrea Moraga, que es mi socia, una kinesióloga de Concepción”.

Andrea había tenido una empresa y hecho en MBA en la Universidad Adolfo Ibáñez, comenzando así la senda del éxito.

LA IDEA QUE DIO FRUTOS    

Entre conversaciones, Carolina le cuenta a Andrea su idea de hacer una investigación aplicada, descubrir una solución al problema del arsénico y empaquetarlo para que llegue a las personas. Así fue como se unió la parte científica de Carolina, con la empresarial de Andrea.

“Esta alianza fue potente, porque formamos una empresa que se llama Sira, la que hace investigación aplicada, con la que postularon a un proyecto de Corfo de línea 4, con lo que desarrollaron las macropartículas que extraen metales pesados”.

A ello, explicó que estas macropartículas, son capaces de atrapar metales pesados, uniéndose a ellos y neutralizándolos para que no provoquen alteraciones con la queratina de la piel y no generen un cáncer.

“Nosotros nos focalizamos en solucionar un problema real que no sólo ocurre en Chile, sino que en distintos países”.

El empaquetado del producto de esta investigación fue en una línea de limpieza industrial y para el retail, como por ejemplo detergente de ropa, lavalozas, limpiador de superficie y toalla, todo esto bajo la marca “Free Met”.  

EL ÉXITO DE SU PRODUCTO    

Luego de la realización de todo el proyecto, el éxito fue importante, con el producto siendo vendido en distintas partes del país. A tanto llegó el reconocimiento, que Carolina dio el discurso inicial de las actividades del Día Internacional de la Mujer el pasado miércoles con la Presidenta de la República, Michelle Bachelet.

Asimismo, Urrutia cree que hay tres cosas relevantes que le dejaron sus padres y que son aplicables a los negocios “el trabajo en equipo, es muy importante, porque mis papás siempre trabajaron y es bonito verlos luchar por sus ideales, por sus hijos, su familia y es una empresa que ellos tenían que sacar adelante, ellos tenían que sacar adelante sus productos, que somos sus hijos”.

Otro de los puntos que agradece es no haber distinguido en sexos en su casa, ya que dice, ella hacía labores de mecánica, como también su hermano podía ayudar en el aseo de la casa. Todos hacían de todo. “Por último, la humildad, somos una familia de clase media de Los Ángeles, ni siquiera salí de un colegio particular y no por eso iba a dejar de buscar posibilidades”.

En cuanto a objetivos, la idea ahora es buscar inversionistas para poder colocar este innovador producto en el extranjero. 

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