Resumen noticioso

Cómo armar una pyme: tienda de abarrotes

Carlos y su señora tienen un pequeño almacén de barrio, pero que de a poco fue ganándose el respeto y la admiración de todos.

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Cercano a la avenida Gabriela Mistral, y entre toda la villa aledaña a esta concurrida calle sólo existen dos negocios, uno que llama bastante la atención por, aparentemente ser normal, pero que ya tiene una clientela consolidada.

Carlos Salazar, dueño del local, junto con su señora, aseguró que “este era un proyecto que al principio estaba orientado a mi esposa para que ella pudiera estar aquí con mi hija por un tema de tiempo y cuidado, pero se dio la situación de que el negocio a medida que iba avanzando, empezó a tener mayor demanda de público y por ende, incluso tuve que dejar de trabajar en mis labores profesionales para dedicarme a complementarme con mi mujer acá”.

Asimismo, sostuvo que para generar este tipo de emprendimientos hay mucho sacrificio de por medio, debido a que el mercado es muy cerrado para los que quieren comenzar, porque, por ejemplo les cuesta encontrar emprendedores.

“En una ciudad como Los Ángeles uno tiene que estar siguiendo a los vendedores y no como debería ser, que ellos vengan a nosotros. Eso no nos permite tener una viabilidad para poder conseguir los productos que uno necesita de manera de hacer crecer el negocio”, afirmó.

A su vez detalló que uno de los problemas más grandes son los económicos, ya que en su caso debió ampliar su casa para poder instalar el local, de manera que tuvo que invertir más allá de lo que esperaba.

En ese sentido explicó que “para que esto fuera más viable tuvimos que ir a la municipalidad y verlo a través de un proyecto, que es como familiar, lo que te permite conseguir la patente más rápido que hacerlo en forma particular y eso es una de las trabas que tiene el sistema hoy en día”.

Carlos Salazar también dijo que lo que buscaban con el negocio era hacer algo viable y que a la vez pudieran prestarle un servicio a la comunidad con precios razonables. Eso sí, argumentó que no se puede competir contra los supermercados, pero que ellos con su almacén quiere cubrir las necesidades básicas del día a día, con productos que no necesariamente haya que ir a comprarlo a las grandes cadenas.

Respecto al costo social, aseguró que “esto requiere estar 24/7 prácticamente, porque la gente quiere que cubras sus necesidades y eso significa que uno debe generarse un horario, que por lo general tienden a ser más de 12 horas, 14 ó 15 diarias, de lunes a sábado por lo menos”.

¿Cuánto se debe tener para iniciar una pyme?

Para Carlos Salazar es una pregunta un poco difícil, pero al final detalló que “el costo de iniciación, con toda la estructura, que creamos algo de 16 metros cuadrados, no podría ser menor a 1 millón de pesos”.

Esto lo resume porque según dice, tuvo que ocupar el antejardín para poder instalar el almacén.

Los primeros meses

Es sabido por la mayoría, que en cualquier proyecto económico, los primeros meses son sólo de pérdidas, a la espera de que esto se consolide.

En ese sentido Salazar aseguró que “más allá de la pérdida en sí, acá hay un tema de conocimiento administrativo. Es importante tener manejos en ese tema y yo apelo a que no todas las personas que emprenden tienen la posibilidad de tener conocimientos contables y creo que cuando se hacen estas cosas a través del municipio, éste debería entregarle a los emprendedores alguna capacitación de cómo administrar lo poco que tienen, cómo ver los temas de contabilidad, de que las personas tengan un nexo que les explique cómo se lleva este tema, qué significa el pago del impuesto, lo que requiere la compra, cuál es la ganancia, entre otros”.

Asimismo, sostuvo que hay términos erróneos dentro de las pymes, uno de ellos es el de las utilidades.

“Cuando alguien te dice que tiene un 25% de utilidades, efectivamente la venta genera eso, pero la verdadera utilidad no es esa, porque se tiene que considerar que se paga agua, luz, que son costos fijos que tiene el negocio y que por ende te reducen la utilidad a un 20 ó 18%” afirmó.

Un ejemplo de lo anterior es lo que sucedió con su emprendimiento, donde dijo, al principio sólo se ganaba 10 mil pesos al día.

¿Cómo se estabiliza el proyecto?

Una de las cosas que más afecta es tratar de levantar los malos resultados del principio y en esa línea, Salazar detalló que “nosotros partimos con una empresa a la que le compramos 470 mil pesos de mercadería, ahora vamos en 120 mil diarios. Yo creo que aquí hay un tema de que hay que ser perseverante, mucha gente cree que el negocio le va a dar ganancias al tiro y simplemente se aburre. Yo creo que un negocio que rente no va tener menos de dos años, para recién uno sentir que se está realizando por sí mismo. Muchos de quienes parten, empiezan con saldos en contra o se quedaron sin trabajo y creen que aquí tienen algo fácil”.

Respecto a lo anterior, dijo que mucha gente trata de comprar productos que no tengan impuestos para tener una ganancia mayor, pero las ventas no son reales.

La clave

A pesar de todo lo mencionado anteriormente, Carlos Salazar apuntó a que la clave del éxito es algo mucho más simple que las estadísticas: la forma de prestar el servicio. “Aquí para que las cosas funcionen va a depender de la mejor sonrisa que se le coloque al cliente y esa es la posibilidad de que él vuelva, porque no es grato que sólo te atienda rápido y listo. Esa es una de las cosas que falta a la hora de empezar esto, la preparación para llevar a cabo todo” aseguró.

Para el ingeniero en marketing, cuando la municipalidad dice que quiere apoyar al microempresario, de pyme, el apoyo es que te dan una patente, y para él, la ayuda que realmente debería ser es que se diera una inducción, un proceso a seguir para iniciar un negocio.

Asimismo tomó un simple ejemplo, “cuando tú vas al supermercado y te sale una palta mala, tú no te devuelves a alegar, ¿a quién le vas a reclamar?, la empresa no te va a tomar en cuenta porque llevaste una palta mala, pero si te pasa eso en un almacén de barrio tú vuelves con la palta y exiges que te la cambien, pero el que te la vende no tiene la culpa porque vienen en un cajón y no se sabe si vienen buenas o malas, entonces ahí hay un manejo del dueño del negocio para solucionar el conflicto y ahí es donde se entra a negociar”. 

Salazar detalló que al hacer eso, se le demuestra al cliente que se tiene la voluntad de solucionar el problema, aun cuando el dueño no sea el culpable.

Por último aseguró que “en estos proyectos cuando llega la primera caída del negocio, la gente se desmotiva  y hay un proceso de frustración que hay que saber manejar y este proceso es el que hace que estos almacenes duren seis meses, porque, por ejemplo nosotros recién al tercer mes empezamos a sentir que estaba viniendo público, al cuarto o quinto sentimos que estábamos avanzando, que es distinto que crecer”.

Hoy en día el almacén de Carlos tiene una cartera de clientes frecuentes, que ha logrado ganar con constancia y persistencia, creyendo en el proyecto que hoy en día los tiene como uno de los mejores negocios de su villa, el almacén “Los Jardines”.

 

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