La emotiva carta de un docente de la UdeC al Viejito Pascuero

…Querido Viejito Pascuero…            

Cuando ya faltan pocos días para la Navidad, me atrevo a escribirte esta carta para pedirte algunas cosas que creo le hacen falta a muchas personas y en especial te quiero pedir algunos presentes para nuestro querido y sufrido país; en general, para todos sus habitantes. Me atrevo a hacer estos pedidos porque estimo que me he portado bien este año 2015, entendiendo esto en la medida que como docente de dos importantes instituciones de educación superior de esta comuna, puse mis máximos esfuerzos y entregué lo mejor de mis competencias profesionales para sacar adelante a 226 alumnos de 9 asignaturas, en todas las cuales alcancé índices de aprobación que son superiores al 90%. Te cuento que muchos de estos alumnos me expresaron por escrito sus agradecimientos por este nivel de entrega hacia ellos y porque he tratado de entregarles más que sólo conocimientos especializados en determinadas materias; en cada uno de ellos he procurado demostrarles que son seres humanos dotados de grandes capacidades, que tal vez no han sabido aprovechar en toda su magnitud porque la sociedad en la que se desenvuelven no los ha hecho madurar lo suficiente.

Mi primer pedido es que de una vez por todas los políticos y la clase dirigente logre hacer realidad todas las promesas que hicieron en sus campañas y definan claramente las prioridades de su programa de trabajo futuro, prioridades que deben ser coincidentes con las de casi todos los habitantes de nuestro país, manifestadas en muchas encuestas recién publicadas en los medios de comunicación. Viejito, ya son muchas las ocasiones en que los chilenos destacan que la primera prioridad para ellos es vivir con tranquilidad y seguridad, aquella garantía que está contemplada en nuestra Constitución Política, esa que desean modificar. Todos pensábamos que los altos índices de delincuencia disminuirían luego que las altas autoridades expresaron su dolor cuando asaltantes quemaron en su lugar de trabajo a un guardia en un supermercado de la comuna de Hualpén, en nuestra octava región, pero ahora recién esa misma delincuencia terminó con la vida de un Comisario de la PDI quien en forma muy valiente y en cumplimiento de su Misión, aun estando de vacaciones, trató de repeler un asalto a una juguetería en Santiago y fue asesinado de un certero balazo. Viejito, no es posible que los delincuentes sean cada vez más violentos y crueles, en cambio, quienes a diario nos esforzamos por trabajar con mucho esfuerzo y aportar con los impuestos para el crecimiento de nuestro país, vivamos asustados y bajo siete llaves en nuestras casas. Te pido que puedas hacer algo respecto de eso.

Mi más ferviente deseo es que por fin dejemos de estar divididos entre los chilenos, ya no seamos estigmatizados como de derecha o de izquierda, del oficialismo o de la oposición, somos todos nacidos bajo un mismo suelo y hemos demostrado que ante lo adverso de la naturaleza nace ese espíritu de colaboración que llevamos dentro y somos un solo corazón para salir adelante, una y otra vez. Hemos demostrado que al luchar todos unidos por causas nobles superamos todas las metas que nosotros mismos hemos alcanzado antes, como lo hicimos los chilenos que reunimos el 74% de los más de 36.000 millones de pesos en la última Teletón.

Te pido con mucha fuerza que terminen los escándalos de todo tipo en Chile, que se han extendido a todas las esferas del quehacer nacional: lo político, lo empresarial, lo deportivo. Conversa con quien sea necesario para que ya nunca más se juegue con las sanas ilusiones de estudiantes, dueñas de casa, empresarios, trabajadores –públicos y privados-, pensionados, afiliados a Isapres y Afp, contribuyentes, consumidores, proveedores y emprendedores de cualquier tamaño.

Además te deseo pedir que los chilenos aprendamos a reconocer lo bueno que tienen todas las demás personas con las que nos rodeamos, que si bien no somos perfectos, aprendamos a descubrir en cada compatriota los sanos valores del esfuerzo, el tesón, la perseverancia y el cariño que ponen en todo lo que hacen, Por favor, con mucha fuerza te pido que se aplique en todos los ámbitos del quehacer, la cultura de la meritocracia, que los reconocimientos, ascensos y promociones sean para aquellos que están mejor evaluados. Que los empresarios y máximos ejecutivos de las empresas e instituciones del Estado sepan reconocer los tremendos potenciales de todos aquellos estudiantes que se han transformado en brillantes profesionales. Y que estos mismos empresarios y directivos superiores adviertan finalmente la importancia que tiene el control oportuno, permanente y completo para evitar antes que se produzcan todos los escándalos que afectan negativamente a tanta gente esforzada y dañan la buena imagen de nuestro Chile en el extranjero, lograda con tanto esfuerzo.

Finalmente, te pido que las personas dejen de ser tan materialistas, tan consumistas y valoren más la entrega abnegada de otros, para lograr que las demás personas sean un poco más felices cada día. Que por un rato –al menos-, dejen sus celulares y aparatos de alta tecnología para mirar a la cara e interactúen con quienes tienen al frente, que muchas veces son sus familiares y amigos leales y sinceros que desean simplemente conversar. No puede ser, querido viejito, que las cosas sean más valoradas que las personas. Intenta conversar con alguien importante que conozcas para que logres cambiar esa actitud egoísta en esta sociedad materialista.  Sé que lo que te pido será difícil de conseguir, pero si aprendes a tocar los corazones de cada habitante de este país, podrá ser posible en alguna medida. Y si no es posible acceder a lo solicitado, también lo entenderé –como muchas veces lo hice en mi niñez-, pues significa que los esfuerzos ya desplegados este año 2015 no han sido suficientes y aceptaré gustoso poner mis mejores esfuerzos y competencias personales para lograrlo en el próximo año 2016. Gracias por darte el tiempo de leer esta carta, eso ya es un gran regalo para mí, pues me regalaste lo que más te falta: tu valioso tiempo.

Jorge Sandoval Reyes

Docente Auditoria UdeC

Campus Los Ángeles