Opinión: LOS DESAFÍOS DEL RIEGO EN BÍO BÍO

El riego en Chile es anterior al periodo de la Colonia y los primeros vestigios del uso del agua en la agricultura, se encuentran en el estudio de las civilizaciones originarias del Norte y Centro del país. La llegada de los españoles vino a mejorar las técnicas de riego y trajo la diversificación de los cultivos y de la ganadería mayor.

Los albores de la República coinciden con la aparición de las primeras organizaciones formales de regantes cuya función y naturaleza jurídica se mantienen, en esencia, hasta nuestros días.

Con la aparición de nuevos usos del agua para fines productivos y, por ende, el otorgamiento de derechos de aprovechamiento asociado a estos fines, las organizaciones pasaron de ser de regantes a Organizaciones de Usuarios de Aguas.

El Código de Aguas, que resulta ser el marco jurídico que regula la existencia y funcionamiento de estas organizaciones, en su art. 186 señala “ Si dos o más personas tienen derechos de aprovechamiento en las aguas de un mismo canal o embalse, o usan en común la misma obra de captación de aguas subterráneas, podrán reglamentar la comunidad que existe como consecuencia de este hecho, constituirse en asociación de Canalistas o en cualquier tipo de sociedad, con el objeto de tomar las aguas del canal matriz, repartirlas entre los titulares de derechos, construir, explotar, conservar y mejorar las obras de captación, acueductos y otras que sean necesarias para su aprovechamiento. En caso de cauces naturales podrán organizarse como junta de vigilancia”.

Esta definición legal, si bien no lo señala expresamente, al determinar el origen y las funciones de estas organizaciones, les define una condición de excepción respecto de la obtención de utilidades económicas para sí. Su objeto y funcionalidad, están orientadas exclusivamente a favorecer el correcto y justo uso de los derechos de aguas que poseen sus titulares.

De hecho, el resto de la legislación las define como instituciones sin fines de lucro y, en tal carácter, eximidas de los aspectos tributarios relacionas con las utilidades y cuyo financiamiento ha de provenir de las cuotas que deben cancelar sus asociados.

Desde  el punto de vista de su rol y jurisdicción, las organizaciones de usuarios pueden tener las siguientes formas:

a. Juntas de Vigilancias: Son aquellas que tiene por objeto administrar y distribuir las aguas a que tienen derecho sus miembros en los cauces naturales, explotar y conservar las obras de aprovechamiento común. Es decir, el ámbito de acción está circunscrito a los cauces naturales. Son parte de ellas las personas naturales y jurídicas y las otras organizaciones de usuarios que en cualquier forma aprovechen aguas de una misma cuenca u hoya hidrográfica o de una sección de ella.

b. Asociaciones de Canalistas  y/o Comunidades de Aguas: Donde su ámbito jurisdiccional se inicia a partir de una captación desde una fuente natural, es decir, la administración de una obra artificial compuesta por bocatomas, canales de conducción, obras de artes hidráulicas, tranques de acumulación. La formas todos aquellos titulares de derechos de aguas que comparten un punto de captación y un canal matriz común. Su competencia en lo concerniente a la administración de los canales, distribución de las aguas y su jurisdicción como árbitro arbitrador en conflictos entre sus asociados, se entiende que llega hasta donde existe comunidad de intereses, aunque sea entre dos asociados.

c. Comunidades de obras de Drenaje: Relacionadas con la organización que pueden asumir quienes compartes una obra de drenaje o desagüe en beneficio común. La participación que a cada comunero corresponderá está relacionada con las hectáreas de que es propietario y que están afectas al sistema de drenaje.

En futuras columnas se detallarán mayores características de cada una de este tipo de organizaciones y del rol que a cada una de ellas les cabe en el desarrollo económico y social de nuestro país.

DIRECTORIO

ASOCIACIÓN DE CANALISTAS DEL LAJA