CMPC y Jardín Botánico Nacional crean red de resguardo genético para especies nativas en riesgo

por Prensa La Tribuna 23 Octubre 2025

El convenio firmado en Cabrero permitirá conservar ejemplares únicos como el toromiro y queule en distintos puntos del país, actuando como "seguro verde" ante incendios y sequías. La alianza fortalece una colaboración de casi dos décadas enfocada en restauración ecológica y educación ambiental.

El vivero de Cabrero conserva decenas de especies nativas como peumo, quillay, boldo y belloto del sur, que ahora formarán parte de una red nacional de resguardo genético distribuida en distintos puntos del país / CMPC

Cuando un incendio forestal arrasa con cientos de hectáreas en minutos, o cuando una sequía prolongada debilita los ecosistemas nativos, la posibilidad de recuperar especies vegetales únicas depende de las reservas genéticas distribuidas en distintos puntos geográficos del país.

Esa es precisamente la columna vertebral del convenio que CMPC y la Fundación Jardín Botánico Nacional de Viña del Mar acaban de formalizar en el Vivero Carlos Douglas de Cabrero, en la región del Biobío. El acuerdo busca crear un banco vivo de especies nativas y amenazadas que funcione como respaldo ante catástrofes naturales cada vez más frecuentes e intensas.

Entre las especies que se incorporarán a este sistema de resguardo destacan el toromiro —extinto en su hábitat natural—, el queule, el ruil y el pitao, todos árboles emblemáticos que enfrentan serios riesgos de desaparición.

"Para nosotros, como CMPC, es un gran orgullo firmar este convenio, que no marca el inicio de un trabajo, sino la continuidad de una relación que mantenemos hace años con el Jardín Botánico"

Ignacio Lira, gerente de Asuntos Corporativos Bosques de CMPC

El ejecutivo enfatizó que el foco está en unir experiencias para resguardar especies amenazadas y promover su recuperación. "Creemos que nadie cuida lo que no conoce. Por eso este esfuerzo busca acercar el conocimiento de nuestra flora nativa a la comunidad", agregó.

ESPECIES Y CONOCIMIENTO

El vivero donde se firmó el acuerdo ya alberga decenas de especies nativas del centro y sur de Chile: peumo, quillay, boldo, avellano, mañío, lingue, notro, arrayán, canelo y roble, además de plantas en categoría de conservación como el belloto del sur. Este espacio se convertirá en uno de los nodos clave de la red de resguardo genético.

Alejandro Peirano, director del Jardín Botánico Nacional, explicó que la alianza renovada va más allá del intercambio de material vegetal, que mantienen desde 2006.

"Buscamos desarrollar otras especies, fortalecer la cooperación entre instituciones y consolidar una red nacional de jardines botánicos que potencie la conservación de nuestra flora"

Alejandro Peirano, director del Jardín Botánico Nacional

El director recordó que el jardín enfrentó un año difícil tras el incendio de febrero de 2024, que consumió el 90% de su superficie en apenas 45 minutos, aunque sin pérdidas patrimoniales significativas en las colecciones más valiosas.

El convenio contempla el intercambio de conocimientos, el desarrollo de proyectos de investigación aplicada y actividades de formación conjunta. A través de laboratorios y centros especializados, ambas instituciones impulsarán iniciativas de investigación, desarrollo, innovación y educación enfocadas en especies raras o vulnerables.

Jean-Pierre Lasserre, gerente de Planificación y Tecnología Forestal de CMPC, subrayó que compartir conocimientos sobre propagación y conservación permitirá fortalecer los programas de restauración.

"El trabajo conjunto con una institución con visión de largo plazo como el Jardín Botánico nos ayuda a transferir aprendizajes hacia nuevas generaciones, promoviendo una cultura forestal más sustentable"

Jean-Pierre Lasserre, gerente de Planificación y Tecnología Forestal de CMPC

La alianza también contempla actividades abiertas a la comunidad, como foros, seminarios y encuentros científicos, para difundir el valor de la conservación y acercar el patrimonio vegetal chileno a las nuevas generaciones. Según los impulsores del convenio, la estrategia de resguardo distribuido no solo protege especies individuales, sino que fortalece la capacidad de adaptación de los ecosistemas frente al cambio climático.