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En el marco de una nueva celebración del Día Mundial de los Humedales, que se conmemora este 2 de febrero, diario La Tribuna conversó con Mónica Ehrenfeld Molina, docente de biología de la U. Católica de Chile, magister en Políticas y Gestión Ambiental y presidenta de la corporación Ciudadanía Ambiental, para conocer sobre la importancia de estos espacio naturales, así como las dificultades y peligros a los que están expuestos en la actualidad.
Esta jornada recuerda la firma del convenio sobre los humedales en la ciudad de Ramsar, Irán, el 2 de febrero de 1971, y hace 27 años se celebra alrededor del mundo. En Chile específicamente, hay 16 humedales protegidos por este convenio, abarcando aproximadamente 360 mil hectáreas.
Sin embargo, se ha advertido durante el siglo XX hubo una disminución importante de estos cuerpos de agua, cuya extensión bajó entre un 64% y un 71%, con algunas áreas que sufrieron pérdidas de hasta tres veces superiores a los bosques, según lo detalló Pablo Rebolledo, director de la carrera de Administración en Ecoturismo, de la Universidad Andrés Bello, Sede Viña del Mar.
-Profesora Ehrenfeld, ¿Cuál es la importancia del Día Mundial de los Humedales y qué son estos ecosistemas?
Siempre es importante tener un día que conmemora los servicios ambientales que nos da el planeta, los humedales tienen esa condición.
El humedal es un depósito que guarda la biodiversidad, como la diversidad de aves migratorias que vienen a anidar. Estas son aves que se orientan para llegar a un lejano continente a anidar, y si no encuentra el humedal donde estaba antes, no podrá mantener su especie. No solamente son las aves, son reptiles, anfibios, insectos, aves propias de Chile, como el Siete Colores que se hizo tan conocido para los Juegos Panamericanos. Por lo mismo, es muy importante tener humedales.
-¿Qué es lo que se ha visto hoy día en cuanto a estos espacios?
A día de hoy, se ha visto que los humedales son propicios a poner rellenos y construir sobre ellos, es algo horrible. Después, la gente tiene problemas porque esas construcciones se humedecen debido a que el humedal es una constante llegada de una napa freática.
Tú no puedes contener una napa freática, a menos que les cambies el curso, pero eso no se hace porque desconocen las estructuras de la naturaleza para actuar sobre ellas sin ningún parámetro de conocimiento y con una desidia absoluta. Nos hemos encontrado con que los municipios, a través de sus Direcciones de Obras, dan permisos para construir sobre ellos.
A raíz de esto, se hizo una ley para proteger a los humedales urbanos, pero resulta que hay muchos que son rurales, por ejemplo el humedal que da origen al río Huaqui, que está en un sector rural de la comuna de Tucapel. No tenemos una ley que diga ‘vamos a apoyar a ese humedal’.
-Entonces, ¿de qué forma se pueden proteger y resguardar los humedales?
La ley le entrega muchas posibilidades. Si las personas reconocen un humedal, deben avisar al municipio, por lo tanto, cuando usted sepa que hay uno, hay que pensar de inmediato en su protección. La biodiversidad tiene mucha importancia, porque es la que nos entrega que el planeta sea menos vulnerable.
Si usted como vecino sabe la existencia de un humedal, debe fotografiarlo, ir a la municipalidad y gestionar para que sea inscrito. Con esa información, la municipalidad debe contactar a la Seremi de Medioambiente para que se inicie el proceso de protección.
Es súper extraño que los parlamentarios hayan decidido que hay que proteger sólo a los humedales urbanos, en consecuencia que los humedales rurales también son súper vulnerables, porque también hay agua, y el agua es un tesoro hoy día. El agua hoy vale más que el oro, porque sin agua no podemos vivir ni los seres humanos ni ningún ser vivo.
-¿Por qué es tan peligroso el uso de estos suelos para la construcción y edificación?
La gente que se inundó y que el agua les llegó hasta los techos, fue porque construyó en lugares bajos, donde las cuencas de los ríos toman sus espacios, pero además también construyó sobre humedales.
Eso trae consigo un desmejoramiento de la calidad de vida de las personas que viven ahí, porque el agua sube por el concreto y por cualquier tipo de estructura. Esta agua es de una napa subterránea que va subiendo, y eso genera un impacto negativo.
A mí me da mucha pena porque creo que tenemos un empresariado que le falta un poquito de madurez, hay una cierta desidia de quien puede impactar más, porque eso pareciera que les da una cierta categoría.
Como chilenos tenemos que ver hoy en día cómo los defendemos.
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