Teniente Gabriel Orellana: "Aquí estamos todos por vocación"

Proveniente de una familia militar desde muy pequeño el teniente Gabriel Andrés Orellana Carvallo, descubrió que su vocación era la milicia, fue así que tras salir de cuarto medio, y sin mediar ninguna otra alternativa decidió, el año 2012, unirse a las filas del Ejército.  Según contó a La Tribuna, con total convicción que este era su camino de vida profesional.

El año 2015 egresó como oficial de armas de caballería blindada, siendo el trabajo con animales, principalmente ganado y mular, el norte de su carrera.  Fue así como se especializó en la Escuela de Caballería en Iquique, y posteriormente, en el Regimiento de Caballería Nº3 Húsares, de la vecina comuna de Angol.  

"Aquí aprendí todo lo relacionado con la caballería, con el ganado, con la exploración. Después, me fui a hacer el curso de maestro de equitación del Ejército, en Quillota, tras esto fui destinado -en marzo de este año- al Destacamento de Montaña número 17 de Los Ángeles", relató.

Su arribo a un Destacamento de Montaña es un desafío importante para el teniente Orellana, quien explica la misión que cumple el ganado en la labor militar, sobre todo en terrenos de difícil acceso, en montaña, cumpliendo misiones logísticas y de transporte, tanto en la Defensa, como en operaciones distintas a la guerra como es el apoyo a la comunidad ante situaciones de aislamiento. 

"El ganado tiene la cualidad de que puede llegar a lugares donde no hay acceso con vehículos y se le hace muy difícil al ser humano por sus medios. Es por esto que el Ejército, especialmente, las tropas de montaña, dentro de sus filas tienen ganado tanto caballar como mular, que se utiliza para el transporte de munición, de cargas, de forraje, como también se montan para llegar a estos lugares", contó.

Actualmente, en el destacamento angelino habitan 89 mulas y nueve caballos, que son parte relevante en la instrucción de los soldados.  "Al soldado se le enseña todo lo relacionado con el ganado, primero pasan por un periodo de asiento, en el cual el soldado monta por equilibrio y no por fuerza. Posteriormente en este periodo, ya está capacitado para poder montar su caballo o su mular, e ir a hacer operaciones".

El joven soldado se mostró orgulloso de su rol en el Ejército, y como su expertis con los animales representa un apoyo inconmensurable en tiempos de Paz, y cuando inclemencias de la naturaleza deja sectores aislados y a personas en riesgo.  "Acá todo se hace por vocación", cerró, rindiendo un homenaje personal a su compañera de vida, quien lo acompaña en su carrera, y con quien comparte en matrimonio desde hace ya tres años. 

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