María Angélica Silva, matrona: "Extrañaré sobre todo a mis pacientes"

Entró a la universidad a los 17, muy precoz para la época. Anecdóticamente, su motivación inicial fue que su madre tuvo muchos hijos, muchos hijos. Entonces siempre me llamó la atención la parte biológica, la parte del empoderamiento que tenía ella para criar a sus hijos. Eso me fue encaminando al área de la salud.

Ingresó a su carrera en 1972, en un escenario político-social complejo para el país. Luego de egresar, tampoco le fue fácil encontrar trabajo. Oriunda de Concepción, hizo su internado en Los Ángeles y luego un reemplazo en Yumbel. Ahí sentí que esto era lo mío, trabajar en contacto directo con la gente más desposeída porque el rural de antes no es el rural de ahora, ahora hay mucha más conectividad, es muy diferente-, uno sentía que podía ser muy útil como profesional, en todos los planos.

Tras su primera experiencia laboral se fue a Santa Bárbara, donde estuvo 1 año, en el hospital y a cargo de las postas rurales de Alto Biobío. Fue un paréntesis en mi vida súper importante, porque reforzó aún más mi vocación. Andábamos perdidos en la montaña, en el cerro, en la nieve, pero trabajando con gusto, siempre con mucho gusto.

De vuelta en Los Ángeles se casó y tuvo a sus hijos. Tuve la posibilidad de irme al hospital, pero mi familia me interesó más, remarca, indicando que esa etapa fue la de la instalación de las bases de los centros de salud familiar. Todo era más rudimentario, con las clínicas de sector, en las poblaciones. A mí me tocó el sector OHiggins, donde había una gran masa de población, e íbamos con enfermera, nutricionista y auxiliares paramédicos.

La unión de varios sectores dio paso al Centro de Salud Familiar (Cesfam) Norte al cual se anexaron 5 postas rurales, 3 de las cuales la tuvieron como encargada por 27 años (Alborada, Los Robles y Los Troncos). Ahí trabajamos con el equipo, con los médicos, con los pacientes, con los proyectos comunitarios, incluso vinculados a las punteras, bombas de agua para que la gente hiciera sus letrinas. Gestionamos para que pasara el camión de la basura, porque antes en el campo la gente enterraba la basura por la falta de ese servicio.

En el Cesfam fue jefa de programa y encargada de distintas estrategias y de él se llevará los mejores recuerdos. Acá hay gente muy valiosa, aunque de mi época quedan muy pocas. Extrañaré sobre todo a mis pacientes, pero tampoco me lo cuestiono porque lo viví a concho. Viví mi etapa laboral como yo quería vivirla, así que mi ciclo lo cierro ahora, lo cierro completo, lo cierro bien y soy una agradecida de todos con quienes pude trabajar, asegura.

María Angélica cree en la transversalidad en lo laboral, en la necesidad de integrarse a los equipos y a los distintos grupos de trabajo, ya que ello suma mucho al aprendizaje personal y redunda en un aporte real a la comunidad. En ese sentido, destaca la rica mixtura que se da al sumar la experiencia de los más antiguos con la innovación de los más jóvenes.  

No le gusta planear a largo plazo y ama ser libre. Por lo mismo, en la etapa que inicia lo único que tiene claro es que haré lo que yo quiera, a la hora que quiera, con quien quiera. Disfrutar a su marido y a su familia; las manualidades e ir al gimnasio, serán algunas de ellas. 

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