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Educación emocional gana espacio en las aulas de la región ante alza en conflictos escolares

por Prensa La Tribuna

Según datos del Colegio de Profesores, las denuncias por convivencia escolar aumentaron 18,5% durante el último año en el Biobío, mientras que el 81% de los docentes asegura haber presenciado algún tipo de agresión. Ante esto, escuelas y liceos reflexionan sobre la enseñanza emocional como herramienta para mejorar el clima escolar.

Desde la Corporación Educacional Eventuras plantean que las interrupciones en clases —que promedian 6,5 minutos diarios— equivalen a casi un mes de clases perdidas al año / Junji

En promedio, cada clase que se dicta en Chile pierde 6,5 minutos por interrupciones. A simple vista, parece una cifra menor, pero al sumar las horas de todo un año escolar, se traduce en más de 20 días completos de aprendizaje que nunca se recuperan.

Según indican especialistas, son horas que se diluyen entre llamados de atención, discusiones, distracciones y episodios de conflicto que interrumpen la rutina diaria en las aulas.

El fenómeno no es ajeno a la región del Biobío. Según datos del Colegio de Profesoras y Profesores de Chile, las denuncias por problemas de convivencia escolar en la zona aumentaron un 18,5% durante el último año.

Según la información, el 81% de los docentes ha presenciado algún tipo de agresión hacia colegas o estudiantes, un reflejo del complejo clima que viven muchos establecimientos educacionales.

"Hoy los estudiantes llegan con más inquietudes, más energía contenida y, muchas veces, menos herramientas para comunicarse y resolver diferencias", señalan desde la Corporación Educacional Eventuras, organización dedicada al fortalecimiento de las habilidades socioemocionales en comunidades educativas.

Con ese propósito, la entidad reunió durante la última semana a representantes de establecimientos públicos y subvencionados en la jornada "Cultivar la raíz: Potenciar el liderazgo y aprendizaje socioemocional desde la primera infancia", que buscó generar un espacio de reflexión y acción en torno a cómo construir aulas más tranquilas, centradas en el respeto y el bienestar común.

EDUCAR LAS EMOCIONES

Francisca Sáez, directora ejecutiva de Eventuras, explica que el trabajo socioemocional es una herramienta concreta para mejorar el clima escolar y reducir las pérdidas de tiempo en clases.

"Cada interrupción parece pequeña, pero al final del año representan casi un mes de clases menos. Cuando los niños aprenden a reconocer sus emociones, a calmarse y volver a enfocarse, se gana tiempo para enseñar y aprender. Eso cambia todo el ambiente del aula"

Francisca Sáez, directora ejecutiva de Eventuras

Según cifras recogidas por la organización, los resultados respaldan esta visión. En escuelas que han implementado programas de aprendizaje socioemocional, el 86% de los estudiantes mejoró su autorregulación emocional y el 76% fortaleció sus habilidades sociales.

Según Eventuras, esto se traduce en menos conflictos, más cooperación y un mayor sentido de pertenencia dentro de la comunidad escolar.

TESTIMONIOS DE CAMBIO

Uno de los ejemplos de este avance proviene del Colegio Getsemaní de Lota, establecimiento que lleva tres años trabajando junto a Eventuras en la incorporación de estas prácticas.

"Antes había mucha tensión en las aulas. Los profesores terminaban agotados y los alumnos frustrados. Con el enfoque socioemocional, aprendimos a detenernos, escucharnos y resolver los conflictos sin llegar a la confrontación. Hoy hay otro ambiente: más respeto, más calma y más disposición a aprender"

Pablo Carbullanca, directivo del Colegio Getsemaní de Lota

Carbullanca añade que este proceso no solo ha beneficiado a los estudiantes, sino también a los propios docentes. "Nos desafió a trabajar nuestras propias emociones, a mirar cómo reaccionamos ante el estrés y cómo acompañamos a los niños desde la empatía", afirma.

Según Eventuras, la iniciativa busca trascender la simple resolución de conflictos y apuntar hacia un cambio cultural en las escuelas del Biobío.

"Cuando los niños se sienten tranquilos, escuchados y respetados, están más dispuestos a aprender. Recuperar esos minutos perdidos empieza por recuperar la calma y la conexión humana en la sala de clases", concluye Sáez.

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