Editorial

Prevención ante la temporada de incendios

Incendio sector Las Pitras, Archivo La Tribuna
Incendio sector Las Pitras / FUENTE: Archivo La Tribuna

La región del Biobío enfrenta una nueva temporada de incendios forestales con mayores recursos y protocolos actualizados. Sin embargo, las autoridades coinciden en un punto esencial: ninguna preparación institucional será suficiente si la ciudadanía no asume su rol en la prevención. La diferencia entre repetir la catástrofe de 2022-2023 o mantener la reducción lograda el año pasado depende, en gran parte, del comportamiento humano.

La temporada anterior comenzó oficialmente el 1 de diciembre de 2024. Para la actual, las autoridades han identificado al viento del este como el factor más crítico para la propagación de incendios. Con altas temperaturas proyectadas y la proximidad del verano, cuando muchas personas concurren a sectores rurales para actividades recreativas, el margen de error se reduce drásticamente.

La prevención comienza con acciones concretas. Los llamados desde el sector forestal entregan instrucciones específicas: no usar fuego y no usar herramientas como la galletera en verano. Estas prohibiciones prácticas eliminan las fuentes de ignición más comunes. Las advertencias indican que los incendios no solo se originan por acciones intencionales, sino muchas veces por descuidos como una soldadora, una galletera o una fogata mal apagada.

La planificación de la evacuación es el segundo nivel de responsabilidad. Tener definidas las vías de evacuación, planificar qué hacer con las mascotas y evacuar sin cuestionamientos cuando la autoridad lo indique son protocolos que salvan vidas. Si comienza a caer material encendido, se debe evacuar sin lugar a duda. Tras la emergencia, no se debe regresar al área afectada hasta que la autoridad lo autorice.

Existe una dimensión delictiva que agrava el panorama. El sector forestal denunció que una seguidilla de focos de incendios en Concepción está vinculada a bandas organizadas dedicadas al robo de madera. Se trata de incendios intencionales multifocos donde las bandas queman el bosque, talan los árboles y venden la madera como seca. Para combatir esta situación se están utilizando drones, cámaras de seguridad y trabajo con la patrulla forestal de Carabineros.

Comunas trabajaron en pleno invierno realizando hasta 70 kilómetros de cortafuegos entre sectores públicos y privados. Organizaron simulacros de incendio intercomunales que involucraron a la sociedad civil, vecinos y colegios. El sector forestal privado tiene como meta el 15 de noviembre para habilitar todos sus recursos aéreos y terrestres. Sin embargo, toda esta infraestructura será insuficiente si la ciudadanía no cumple su parte.

La prevención de incendios forestales funciona como una cadena donde cada eslabón debe mantenerse firme. La región tiene los recursos, los protocolos y la coordinación, por lo que solo falta que cada persona asuma su responsabilidad individual de evitar actividades de riesgo, preparar su entorno, conocer las vías de evacuación y denunciar actividades sospechosas.

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