Francisca Crovetto

La reciente medalla de oro lograda por Francisca Crovetto en los Juegos Olímpicos Paris 2024 no es solo un hito en la historia del deporte chileno, sino también un poderoso testimonio de la importancia de la resiliencia, la preparación mental y la capacidad de reinvención. La tiradora nacional, al conseguir la primera medalla para el Team Chile y convertirse en la segunda mujer chilena en alcanzar un podio olímpico, nos ofrece una lección invaluable sobre la perseverancia y el enfoque necesario para sobresalir en el más alto nivel competitivo.

Crovetto, quien ya había participado en tres Juegos Olímpicos anteriores, demuestra que el éxito no siempre llega en el primer intento. Su mejor resultado previo, una octava posición en Londres 2012, fue una motivación para seguir adelante, no un obstáculo.

Este recorrido hasta la medalla de oro hace presente que cada experiencia, buena o mala, contribuye al crecimiento y desarrollo personal y profesional. Sin embargo, ella misma reconoce que "cada competencia es única", lo que refleja su enfoque de vivir el presente y no dejarse llevar por las experiencias pasadas.

La clave para su éxito no radica únicamente en su preparación física, sino también en su fortaleza mental. En un deporte donde la precisión y la concentración son fundamentales, Crovetto supo manejar sus nervios y ansiedad, elementos inevitables en el alto rendimiento. Su uso de técnicas de respiración y mindfulness subraya la importancia de estar presente en el momento, de concentrarse en lo que se puede controlar y de dejar de lado las preocupaciones sobre el resultado final.

Además de su destacada trayectoria deportiva, es crucial destacar el contexto de género en el que Francisca Crovetto ha desarrollado su carrera deportivo. Ser una mujer en ese ámbito, especialmente en disciplinas que históricamente son dominadas por hombres, añade una capa adicional de desafíos. A lo largo de su carrera, ella ha enfrentado no solo la competencia en el campo de tiro, sino también las barreras culturales y sociales que aún persisten para las mujeres en el deporte. Su éxito es, por tanto, un triunfo doble: por un lado, su habilidad y dedicación como atleta; por otro, su determinación para abrirse camino y mostrarlo a las futuras generaciones de mujeres deportistas en Chile.

Este enfoque mental y la superación de las barreras de género no son solo útiles para los atletas de élite, sino que también representan valiosas lecciones para la vida cotidiana sobre cómo reinventar las estrategias ante nuevas circunstancias y ser conscientes de nuestros pensamientos.

El triunfo de Francisca Crovetto es, en última instancia, un ejemplo inspirador de cómo las oportunidades pueden tardar en llegar, pero siempre estarán al alcance de quienes están preparados para tomarlas. Su historia nos recuerda que el camino hacia el éxito está pavimentado con dedicación, esfuerzo y una inquebrantable fe en uno mismo. Es un orgullo para Chile y una inspiración para todos nosotros, demostrando que con garra y determinación, los sueños pueden convertirse en realidad. Además, su éxito es un símbolo de la creciente participación y reconocimiento de las mujeres en el deporte, una lucha que aún continúa y que, con ejemplos como el de Crovetto, sigue avanzando hacia una mayor igualdad y respeto.