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Necesidad de información

por La Tribuna

Río Bío Bío, Santa Bárbara / Fredy Muñoz, Archivo - La Tribuna

A través de las redes sociales se divulgó un mensaje que avisaba sobre la apertura de compuertas de la central Angostura, desencadenando una ola de preocupación ciudadana que se multiplicó de manera exponencial hacia el final del día, por el temor que fuera sinónimo de inundaciones y devastación.

La propia generadora debió salir al paso al enviar un comunicado de prensa en la que precisaba que esa acción respondía a un procedimiento normal de operación de la planta generadora que está situada en el río Biobío. De hecho, se ponía énfasis en que la central Angostura no tiene capacidad de almacenar los enormes volúmenes de agua causados por las copiosas lluvias de los últimos días, razón por la cual debía abrir las compuertas para dar salida al agua que ingresaba a la cuenca.

Ese tipo de informaciones alarmantes se repite a menudo en todos los inviernos, cada vez que se comunica de una decisión de esa naturaleza. Si bien es cierto que el río Biobío está intervenido por varias centrales hidroeléctricas (Ralco, Pangue y Angostura), los episodios de crecidas no están relacionados a la manera en que se operan esas unidades de generación. De hecho, gracias al trabajo hecho por la Junta de Vigilancia del río Biobío, se ha logrado compatibilizar los requerimientos de las partes interesadas, de manera de minimizar los impactos negativos.

En los ríos Duqueco y Laja no existen centrales de embalse con capacidad de afectar el comportamiento de sus cuencas. Sin embargo, en las crecidas del año pasado hubo quienes atribuyeron las crecidas a la "apertura de compuertas". El único problema es que esas plantas son de paso, es decir, no tienen compuertas y, por lo mismo, no retienen agua para liberarla en algún momento determinado.

En el seminario "Plan de Invierno 2024: Gestión de los Embalses en la Cuenca del río Biobío", organizado por la Junta de Vigilancia del río Biobío (JVBB) y la Empresa Periodística Biobío Ltda., el ingeniero civil José Luis Arumí Arumí (un connotado especialista en la materia), ponía acento en que la operación de los embalses durante los eventos de junio y agosto del año pasado, ayudó justamente a amortiguar los efectos de las crecidas.

El experto también relevaba la importancia de "transmitir mucho esa información" sobre cómo se trabaja en la cuenca de los ríos cuando hay situaciones de emergencia, haciendo ver que "muchas personas hablan muy cómodamente desde el departamento sin tener idea lo que significa estar todos los días en el canal, abriendo y cerrando compuertas. Se debe hacer a través de la educación en los colegios pero también desde el público en general".

Ese es justamente el punto primordial. La falta de información y precisa a la ciudadanía, acompañada de una adecuada educación desde temprana edad, es esencial para evitar la propagación de rumores infundados que solo generan pánico y desinformación. Una comunidad bien informada no solo comprende mejor las acciones necesarias en situaciones de emergencia, sino que también confía más en las autoridades y en los procesos que se llevan a cabo para su seguridad y bienestar. Es parte del desafío que debe realizarse para "transmitir mucho esa información" a quienes realmente la necesitan.

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