Editorial

Paso Pichachén cerrado

Paso Pichachén , Fredy Muñoz, Archivo - La Tribuna
Paso Pichachén / FUENTE: Fredy Muñoz, Archivo - La Tribuna

Es prácticamente un hecho. A estas alturas de año, cuando va bien avanzado enero, es prácticamente imposible la reapertura del paso fronterizo Pichachén, la única vía de comunicación de la región del Biobío con Argentina, específicamente con la provincia de Neuquén.

Como viene siendo la tónica desde 1998 cuando por primera vez se abrieron las fronteras por esa vía de comunicación situada en la comuna de Antuco, el paso fronterizo suele abrirse a fines de noviembre o a principios de diciembre, lo que depende principalmente de las condiciones del camino. A veces las nevadas del invierno causan daños mayores que obligan a realizar trabajos de reparación.

La apertura es un proceso que se lleva a cabo en coordinación con las autoridades argentinas para que en la fecha acordada, los servicios aduaneros en ambos lados de la cordillera estén plenamente operativos para reciben a quienes entren o salgan de sus respectivos países.

Sin embargo, esta vez nada de aquello sucedió. ¿La razón? Ciertamente que no está centrada en nuestro país. Nuestras autoridades, como todos los años, se encargaron de contar con los recursos y el personal para echar a andar el complejo aduanero con la presencia de Policía de Investigaciones, Servicio Agrícola y Ganadero y Servicio Nacional de Aduanas.

Sin embargo, desde la contraparte argentina no ha habido respuesta alguna. Los cambios de Gobierno a nivel nacional y provincial en el vecino país han causado, al parecer, un desorden interno que ha derivado en que no tengan ni recursos ni personal para habilitar un espacio para recibir a quienes salgan o entren a Argentina.

Aunque se han hecho gestiones a nivel diplomático para buscar la apertura del paso Pichachén, lo cierto es que estamos a mediados de enero y no se observa en el horizonte alguna posibilidad que pueda volver a funcionar en lo inmediato.

Las actividades tradicionales de integración por el paso Pichachén entre las localidades de ambos lados de la cordillera, que se realizan entre enero y febrero, esta vez no podrán llevarse a cabo porque no se contará con esa vía de comunicación habilitada. Se podrán realizar pero habrá que evaluar si se utilizan las opciones de más al sur de nuestro país, como Pino Hachado o Icalma, en la Región de la Araucanía.

Lo ocurrido debe dar pie a que un proceso tan importante para la integración binacional, esta vez se comience a gestionarse desde ya con los responsables del lado argentino. No se puede perder el impulso por contar con la única vía de comunicación con nuestros vecinos desde la región del Biobío, más aún cuando se espera tener pronto novedades respecto a la licitación de un modernísimo complejo aduanero que facilitará el proceso de entrada y salida del país, además de brindar condiciones más dignas para los funcionarios que laboran en esos recónditos parajes.

El paso Pichachén fue definido como prioridad regional para la integración con Argentina desde mediado de los años ’90, como parte de una política de Estado de generar mayores instancias de acercamiento con los vecinos. No se debe detener este proceso que no solo importa desde el punto de vista del relacionamiento de los habitantes de ambos lados de la cordillera, sino que también de generar sinergias con una de las provincias argentinas que tiene mayor potencial económico, gracias a sus recursos naturales.

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