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Votar, pese a todo

por La Tribuna

Facsímil de votación / .

Estamos ad portas de un nuevo ejercicio electoral. "¿Está usted a favor o en contra del texto de Nueva Constitución?" se le preguntará a los chilenos y chilenas en la papeleta de votación, la cual deberá responderse este 17 de diciembre en el plebiscito de salida para aprobar o rechazar la propuesta de Nueva Constitución, votación que es de carácter obligatoria.

El texto fue elaborado por el Consejo Constitucional, el cual trabajó en la propuesta durante cinco meses, entregando el documento final el 7 de noviembre pasado. El documento consta de 182 páginas, 17 capítulos, 216 artículos y 62 disposiciones.

Sin duda que el momento político es muy distinto, muy lejano de la vorágine de los comicios de mayo de 2021 o lo que fue la campaña de cara al plebiscito del 4 de septiembre del año pasado, que otorgó un triunfo contundente a quienes no estuvieron de acuerdo con la propuesta elaborada por la Convención Constituyente.

En esta ocasión, el hastío de la ciudadanía es evidente. Los expertos hablan del agotamiento electoral para explicar este fenómeno que se expresa en la ausencia de brigadistas en las calles, de letreros o carteles con propaganda política. Los esfuerzos parecen haberse concentrado en las redes sociales. Cualquiera sea la opción que sea ganadora este domingo, da la impresión que la ciudadanía tiene meridianamente claro que no habrá un cambio trascendental al día siguiente.

Es que los ciudadanos se sienten abrumados por la frecuencia de las elecciones en un corto período de tiempo (en octubre del otro año habrán comicios de alcaldes, concejales, consejeros regionales y gobernadores regionales).

Es la demostración del desencanto político. Si los votantes se sienten desilusionados con el sistema político o perciben que sus votos no tienen un impacto significativo, se experimentar un agotamiento electoral. Los casos de la corrupción, la falta de representación efectiva o la percepción de que los políticos no cumplen sus promesas contribuyen a esta sensación de desazón generalizada.

Como si fuera poco, la polarización política y la retórica negativa que es tan propia de las campañas electorales, agota emocionalmente a los votantes, llevándolos a sentirse desmotivados para participar en futuras elecciones.

Sin embargo, este domingo hay que ir a sufragar. La votación es obligatoria. No hacerlo es exponerse a citaciones a juzgados de policía local y pagar elevadas multas.

Hay que votar. Y hay que hacerlo con responsabilidad. Aunque hay agotamiento y cansancio a nivel de los electores, aunque hay desazón y desencanto, se debe hacer la fila para expresar una de las dos preferencias en disputa. Hacerlo con responsabilidad significa informarse, preguntar hasta aclarar las dudas, pedir opiniones. Es el mínimo cívico frente a procesos tan trascendentales, tan relevantes que no se pueden dejar al arbitrio de la suerte o por informaciones de dudoso origen.

Aunque el hastío es evidente, se percibe en las calles, en los comentarios en cualquier conversación sesuda o muy al paso, debemos cumplir con el deber que se solicita a cada ciudadano.

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