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Preparación en la emergencia

por La Tribuna

La Suerte, junio 2023 / Archivo La Tribuna

La experiencia de lo ocurrido el 24 y 25 de junio pasado ha sido el mejor referente para desarrollar un plan de acción que haga frente a las copiosas lluvias del último fin de semana, ocasionadas por el fenómeno conocido como "Río Atmosférico". Esa condición causa precipitaciones intensas en las partes altas de la cordillera, derritiendo las nieves acumuladas en la montaña y generando no solo mayores volúmenes de agua en los cauces naturaleza, sino que en las quebradas, que sobrealimentan el caudal en los ríos.

Lo sucedido hace dos meses en buena parte de la zona centro sur del país, que incluso costó la vida de personas, está muy presente en la retina, tanto de los afectados, principalmente habitantes de sectores ribereños a los cursos de agua, quienes sufrieron daños enormes por los desbordes, incluso con riesgo de pérdida de vidas, así como también en las autoridades (nacionales, regionales y locales) encargadas de hacerse cargo de las contingencias de la naturaleza. Uno y otros se prepararon con días de antelación para morigerar los impactos negativos de un evento de esa magnitud.

La ciencia ha permitido avanzar de tal manera que ahora es posible tener una proyección más cierta sobre el alcance e impacto de los fenómenos atmosféricos, incluso con varios días de antelación.

En la perspectiva de la ocurrencia de un evento similar  al vivido el 24 y 25 de junio dio pie para que los propios afectados tomaran la precaución de poner los artículos de mayor valor fuera del alcance del agua y de poner en lugar seguro a las personas mayores, enfermos y niños. De parte de las autoridades se sucedieron las reuniones en los días previos que incluyeron a las organizaciones de regantes y empresas generadoras de energía con el fin de ponerse de acuerdo para que los efectos de las lluvias fueran los menores posibles.

Las precipitaciones de este último fin de semana sin duda que tuvieron consecuencias sobre cientos de familias. Hubo varias alertas que llegaron a los teléfonos de los habitantes de las zonas afectadas para advertir los riesgos inminentes y de comunicar los cursos de acción más seguros.

Este 2023 hemos estado sujetos a inclemencias causadas por la naturaleza que se exacerban por la acción humana. Los feroces incendios forestales de los primeros días de febrero dieron paso a dos episodios de inundaciones, con apenas un par de meses de diferencia. Cada uno de esos hechos ha activado, cada vez con mayor prestancia y efectividad, los procesos de respuesta frente a las emergencias que permite minimizar los impactos negativos y de responder de manera más oportuna frente a aquellos que han experimentado las consecuencias.

Un proceso de aprendizaje a veces duro y expuesto siempre a la posibilidad de error o a la falta de respuesta oportuna de los mecanismos institucionales creados para ese fin, pero que muestra que - a riesgo de parecer exagerado - siempre será importante tomar todas las providencias necesarias para que  sufran las consecuencias de los fenómenos de la naturaleza que siguen siendo impredecibles.

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