Saber dónde construir

Pese a su importancia, el uso del concepto "Planificación Territorial" se ha circunscrito a un ámbito muy reducido del quehacer profesional, relacionado principalmente a los arquitectos, geógrafos, urbanistas y profesionales relacionados.

Aunque abstracto, la planificación territorial es esencial para promover un desarrollo ordenado, equilibrado y sostenible que garantice una gestión adecuada de los recursos y riesgos en un determinado territorio. Contribuye a mejorar la calidad de vida de las personas, proteger el medio ambiente y fomentar una gobernanza participativa y transparente.

Entre otras razones, es fundamental para evitar o reducir las consecuencias negativas de las inundaciones en las personas y sus bienes. A través de una planificación adecuada, se pueden implementar medidas de prevención y mitigación que ayuden a minimizar los impactos de las inundaciones en las áreas propensas a este tipo de eventos.

Esta materia cobra especial importancia, a propósito de las construcciones levantadas a orillas de los ríos y cursos de agua, lo cual ha redundado en daños y afectaciones en sus propiedades, lo cual se observó en varias zonas ribereñas de la zona.

Por ejemplo, la planificación territorial permite identificar y delimitar las zonas que son más propensas a las inundaciones. Esto es crucial para evitar el asentamiento de viviendas y la construcción de infraestructuras críticas en áreas de alto riesgo. Mediante la prohibición o restricción de construcciones en estas zonas, se evita exponer a las personas y sus bienes a peligros innecesarios.

Además, puede incluir criterios y estándares para el diseño de infraestructuras, como sistemas de drenaje pluvial, canales y embalses, que permitan gestionar de manera eficiente el agua durante las inundaciones. Estas infraestructuras pueden reducir la magnitud de las inundaciones y evitar el desbordamiento de ríos y cursos de agua hacia áreas pobladas.

Mediante la planificación territorial, se pueden identificar y proteger espacios naturales, como humedales y áreas de inundación controlada, que actúan como zonas de retención y drenaje de agua durante eventos de inundación. Estos espacios ayudan a reducir la velocidad y el volumen del flujo de agua, mitigando así los impactos en las áreas urbanas y las comunidades.

Por otro lado, puede establecer normativas y regulaciones que promuevan un desarrollo urbano ordenado y adaptado a las condiciones locales. Esto implica considerar la elevación adecuada de terrenos, la ubicación de infraestructuras críticas en áreas seguras, la creación de áreas verdes y la incorporación de sistemas de drenaje sostenibles en los proyectos de construcción.

En forma adicional, la planificación territorial puede incluir programas de educación y concientización sobre los riesgos de las inundaciones y las medidas de prevención que deben tomar las personas y las comunidades. Esto promueve la capacidad de respuesta y la resiliencia de la población ante eventos de inundación, al fomentar la adopción de prácticas seguras y la implementación de medidas de protección en los hogares y negocios.

Es importante destacar que dicha planificación debe ser integral, considerando múltiples aspectos como la hidrología, la geografía, la meteorología, la vulnerabilidad social y la participación ciudadana. Además, su implementación efectiva requiere de una coordinación entre los diferentes niveles de gobierno, así como la colaboración activa de la sociedad civil y los expertos en la materia.