Los Ángeles, capital regional

"Si Chillán pudo ser región, Los Ángeles perfectamente puede serlo". Esa frase, que fue titular del diario La Tribuna en su edición del lunes último, no corresponde a un habitante de esta zona que se deja llevar por un exceso de entusiasmo.

Por el contrario, corresponde a un destacado profesional que reside en la Región Metropolitana. Se trata de Arturo Orellana, una autoridad en temas de planificación urbana y territorial, políticas públicas, desarrollo de instrumentos de medición de calidad de vida urbana y rural, así como de infraestructura territorial.

Es un ingeniero comercial con un doctorado en Geografía Humana en la Universidad de Barcelona (2006) y un magíster en Desarrollo Urbano en la Universidad Católica. Además, lleva 12 años liderando el equipo de trabajo que elabora el Índice de Calidad de Vida Urbana (ICVU) que elabora el Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales de la Pontificia Universidad Católica de Chile y la Cámara Chilena de la Construcción. Dicho estudio se dedica a analizar a principales ciudades del país en dimensiones, como condiciones laborales, ambiente de negocios, condiciones socioculturales, conectividad y movilidad, salud y medioambiente, y vivienda y entorno. Dentro de ese conjunto de ciudades evaluadas, ciertamente que está Los Ángeles.

Desde su mirada de experto, alejada de las discusiones y controversias locales, advierte que el centralismo - capitalino y regional - es responsable, en buena medida, que la capital de la provincia de Biobío no pueda tener mejores indicadores en la calidad de vida de sus habitantes. Es que el profesional, que reivindica el carácter metropolitano de la urbe por su impacto en las comunas de la provincia, advierte que parte del problema radica en que Los Ángeles "no está el centro de atención de las decisiones políticas y económicas que se toman en la región".

Orellana, que pone a la capital de la provincia de Biobío en el mismo nivel que Chillán y Temuco, hace notar que no hay diferencias para Los Ángeles ostente el título de la capital de Ñuble, poniendo acento en que su población es mayor, cuenta con una serie de servicios para las 14 comunas (con un alcance que se extiende para las comunas de la zona norte de la provincia de Malleco, como Renaico, Angol, Los Sauces y Collipulli) y tiene un tejido económico importante gracias a la actividad forestal, agrícola y de energía.

Las palabras de Arturo Orellana se pueden tomar desde dos perspectivas. Por una parte, puede ser el punto de partida para iniciar un movimiento ciudadano que apunte a la creación de una nueva región, tal cual como sucedió con Ñuble, cuyo proceso partió a mediados de los ’80 y que cada vez fue tomando más fuerza con el respaldo ciudadano y de actores claves, hasta hacerse realidad en 2017. Hace una década en la zona de Biobío se creó un movimiento con esas intenciones de dar forma a una nueva región pero feneció a poco andar.

La otra perspectiva es que lo expuesto sea el aliciente para que Los Ángeles reclame su espacio en el concierto nacional - no solo regional - que se exprese en la decisión política de identificar los principales cuellos de botella para su desarrollo, y de actuar en consecuencia, con las inversiones suficientes que no solo respondan a las necesidades de los habitantes de la capital provincial, sino que de las comunas que son parte de su espacio de influencia.