Brigadistas forestales

Fue un aciago 15 de febrero de 2009 cuando 12 brigadistas forestales perdieron la vida debido a la caída del helicóptero en el cual viajaban para ayudar a controlar un incendio forestal en Quirihue, Región de Ñuble. Debido a este trágico acontecimiento, se instauró que cada 15 de febrero se conmemore el día nacional de los combatientes de ese tipo de emergencias.

Su labor ha adquirido mayor notoriedad en las últimas dos semanas debido a la serie de incendios forestales que han asolado las Regiones de Ñuble, Biobío y la Araucanía. Su experiencia y trabajo han sido fundamentales para evitar que esta tragedia alcance dimensiones mucho peores que las actuales.

Si bien su trabajo se inicia en primavera (septiembre) y concluye en abril, las cambiantes condiciones climáticas han ocasionado que se trate de una actividad que debe estar prácticamente todo el año en operaciones para estar en funciones frente a cualquier emergencia de ese tipo.

Sin embargo, cuando acontecen emergencias como las vividas en los últimos días, los especialistas deben dejar a sus familias por jornadas muy prolongadas para abocarse por completo a contener el fuego, muchas veces exponiendo su propia integridad física con el fin de evitar que las llamas afecten a las personas y a sus bienes.

Así quedó demostrado en el incendio forestal denominado Santa Ana, que arrasó con las zonas campesinas de las comunas de Nacimiento y Santa Juana. En lo que ha sido catalogado como el peor incendio forestal en la historia de la Región del Biobío, con cerca de 100 mil hectáreas destruidas, la compleja topografía de la zona limitaba la efectividad del apoyo aéreo, por lo que el combate por tierra fue fundamental para frenar el avance de las llamas que parecían avanzar sin control alguno. Este martes, después de casi dos semanas de trabajo intenso, el fuego se pudo contener y ya se trabajaba en su liquidación final para evitar nuevos rebrotes.

Durante estas dos semanas, han sido cerca de 400 brigadistas forestales – hombres y mujeres - que están desplegados en 36 unidades para prestar servicios en las distintas comunas afectadas por la contingencia en la Región del Biobío. No trabajaron solos, lo hicieron mano a mano con las brigadas de las empresas forestales, lo que se sumó la muy generosa ayuda internacional proveniente de países como México, España, Ecuador y Portugal que fueron muy útiles para los relevos de los exhaustos especialistas nacionales.

La mayoría de las veces, la labor de los brigadistas forestales no se resalta debido a que cumplen con su trabajo de manera muy silenciosa y anónima. Aunque pocas veces se le reconoce y destaca como debiera ser, perfectamente su actuación podría también catalogarse como heroica, más aún cuando han tenido que enfrentar los peores incendios forestales de los cuales se ha tenido registro en las últimas décadas. A ellos, a todos los brigadistas forestales, el mayor de los reconocimientos y, también, de los agradecimientos.