Día de la Prensa

Este lunes se celebró el Día de la Prensa que recuerda la publicación del primer ejemplar de La Aurora de Chile, verdadero hito en el proceso emancipador del país al ser un vehículo para transmitir por escrito no solo las informaciones, sino que también ideas, opiniones y puntos de vista en una sociedad donde muy pocos sabían leer y escribir.

Obra de fray Camilo Henríquez, su circulación por las calles de Santiago en 1812 fue un verdadero acontecimiento en un tiempo convulso por la verdadera revolución que se estaba incubando para lograr la independencia de la todopoderosa Corona española.

En un sentido estricto, sin que el sacerdote ni la sociedad de esa época lo comprendiera en su momento, la publicación de La Aurora de Chile fue el comienzo de la comunicación social en nuestro país.

A poco más de dos siglos de la aparición de aquel primer ejemplar impreso en Chile, las comunicaciones sociales han tenido una muy profunda evolución. Si en aquel entonces estaba solo la alternativa por escrito, después de sumó la radio, más tarde la televisión y en los últimos años, gracias a los avances de las telecomunicaciones, en las plataformas digitales o redes sociales.

Sin duda que estos avances tienen sus ventajas. Dichas plataformas generan retroalimentación con las audiencias, permitiendo una efectiva segmentación y perfilamiento de acuerdo a sus respectivas áreas de interés. También han propiciado el surgimiento de nuevos medios de comunicación, muchos de ellos de carácter local, cuyo foco de la presencia en las redes sociales que pueden tener un brutal poder de multiplicación del mensaje.

En los últimos años, los medios escritos han ido perdiendo terreno frente a la irrupción de los formatos digitales que apuestan a la instantaneidad como su principal atributo.

Sin embargo, no todo este proceso de cambios ha sido positivo. Justamente esta multiplicidad de medios en las distintas plataformas ha sido el caldo de cultivo perfecto para la divulgación de noticias  falsas o distorsionadas. Supuestas informaciones, muchas veces de tono alarmista, que son publicadas sin ningún tipo de filtro de verificación, sin contrastación de fuentes confiables y que, además, suelen viralizarse muy rápidamente.

En ese marco, la prensa ejercida con responsabilidad se puede convertir en una herramienta eficaz para tener una mejor sociedad, en la medida que explora y divulga los hechos, en la manera en que cuestiona el accionar de quien detenta una cuota de poder. Para que dicho ejercicio sea efectivo, la prensa responsable no solo se ciñe a normas éticas, sino que también debe asumir las responsabilidades, incluso en el ámbito judicial, lo que no sucede con la gran mayoría de los medios informales.

La sociedad, en su conjunto, sigue y seguirá necesitando de una prensa responsable, que se haga cargo de informar sobre las realidades y complejidades de su tiempo, representando los intereses de la ciudadanía y sometiendo a  escrutinio permanente a la autoridad. Tal como fue el espíritu que tuvo fray Camilo Henríquez cuando publicó el primer ejemplar de La Aurora de Chile.