Regístrate Regístrate en nuestro newsletter
Radio San Cristobal 97.5 FM San Cristobal
Diario Papel digital
La Tribuna

El hombre no cumple su palabra

por Leslia Jorquera

Un equipo de trabajo exitoso, una familia o un negocio, se encuentra construido sobre una base de confianza. Cada persona que la establece, tiene la obligación de cultivarla por medio de sus acciones, sus palabras y especialmente el cumplir con lo prometido.

La misma humanidad ha impulsado la poca credibilidad. No son los políticos, no son los grandes empresarios es un problema de la sociedad.

Desde la persona que pide dinero prestado y no lo devuelve, hasta un gobierno o municipio que anuncia que hará cosas que no le son posibles, son parte de las muestras diarias que manifiestan el poco valor que se le ha dado a las palabras.

Por ello se inventaron los contratos, los acuerdos y los tratados. Básicamente porque debe quedar documentado el compromiso para que después no se pueda romper.

Cada vez que la Presidenta anuncia algo, llega su edecán con la carpeta y ella estampa su firma.

La sociedad debe considerar estos resguardos, pero no puede sólo basarse en ellos. Existe una necesidad imperativa de que la gente pueda volver a confiar en su entorno, en sus cercanos, en su país y en la gente. Si somos personas acostumbradas a incumplir lo que manifestamos, simplemente se le resta valor a un privilegio especial que se le dio a la raza humana al momento de llegar a la vida.

De acuerdo a su definición, promesa “es la expresión de la voluntad de hacer algo por alguien o de cumplir con un cierto sacrificio en caso de conseguir algún logro. Puede entenderse la promesa como un acuerdo entre dos partes a través del cual una de ellas se compromete a realizar algo ante el cumplimiento de una condición o el vencimiento de un plazo”.

Cuando hablamos de personas honorables, simplemente lo que se dice, es que son personas que actúan con la honradez en todo momento y que son dignas de ser respetadas.

En más de una oportunidad, usted estimado lector, al igual que prácticamente todos los seres humanos de este planeta, han hecho promesas que no se pueden cumplir, pues bien, es hora de mejorar, por el bien de todos.

Es de suma importancia reconocer en qué estamos fallando.

Un equipo de trabajo exitoso, una familia o un negocio,  se encuentra construido sobre una base de confianza. Cada persona que la establece, tiene la obligación de cultivarla por medio de sus acciones, sus palabras y especialmente el cumplir con lo prometido. De la misma manera, se necesita que esa misma persona, sea capaz de confiar en el resto de su entorno para que los objetivos de avanzar en diferentes materias puedan cumplirse como se esperan.

La idiosincrasia del chileno no puede ser aquella que busca la oportunidad para robar o para quedarse con un vuelto, para engañar a su pareja o para aprovecharse del más débil. Eso no habla bien de nosotros. Debemos cambiar esa forma de pensar y de vernos a nosotros mismos, sino estamos condenados al fracaso como sociedad. Lo que le exigimos a los políticos o a los empresarios, debemos demostrarlo desde la base.

 

Síguenos: Google News
banner redes
banner redes banner redes banner redes banner redes banner redes

¿Quieres contactarnos? Escríbenos a [email protected]

Contáctanos
EN VIVO

Más visto