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La Tribuna

Alcalde de Mulchén insistió en sus reclamos por escasos beneficios que producen parques eólicos

por Juvenal Rivera Sanhueza

Jefe comunal se pronunció por nuevo proyecto de generación denominado Los Junquillos, de más de 570 millones de dólares, asegurando que su impacto es prácticamente nulo en el territorio donde se emplazan por sus tributos los pagan en la capital.

Parque eólico-4 /

El alcalde de Mulchén, Jorge Rivas, reconoció la necesidad del país para la generación de energía eléctrica con fuentes renovables pero lamentó que los proyectos de ese tipo no se traduzcan en beneficios para los territorios donde se emplazan.

De esa manera, el jefe comunal se refirió al parque eólico Los Junquillos, un nuevo proyecto de generación que se emplazará en la comuna bureana. Su titular es la empresa Colbún y considera la instalación de 63 aerogeneradores con una inversión que supera los 570 millones de dólares.

Se trata de la novena iniciativa empresarial para la producción de energía a partir de la fuerza del viento, aprovechando el potencial de la zona que fue detectado hace más de 20 años por especialistas alemanes.

Además de Los Junquillos, actualmente están en tramitación ambiental los proyectos Newén Kuruf y Altair, mientras que tienen la respectiva aprobación las iniciativas conocidas como La Cabaña, Entre Ríos, Rihue, El Nogal, Piedra Amarilla y Los Olmos.

Este último proyecto generó varios conflictos con las comunidades cercanas que en varias ocasiones se manifestaron en los caminos de acceso debido a las consecuencias por el paso de maquinaria de alto tonelaje para levantar las torres eólicas, además de los problemas en las comunicaciones.

Según el alcalde Rivas, “obviamente que sabemos de un déficit de producción de energía en el país y por ende ha crecido la inversión en estos parques eólicos” pero matizó sus palabras, afirmando que “si bien en un principio generan algo de mano de obra, obviamente posterior a su construcción y su operación se realiza, prácticamente, de manera automática”.

Sin embargo, el jefe comunal apuntó específicamente a que “uno esperaría que este tipo de iniciativas de inversión generaran tributos en la comuna o bien para el territorio, no hay que ser mezquino con una mirada local, del territorio”.

Sin embargo, añadió, “lamentablemente, no se generan grandes gravámenes en nuestra comuna o en el territorio. Si esto fuera distinto, nosotros podríamos tener muchos más proyectos en el ámbito social, que es lo que nos demandan los vecinos y vecinas: vivienda, educación, mejoramiento de los espacios urbanos, levantamiento de sedes sociales o en temas de seguridad”.

“Si bien es cierto, uno no se opone al progreso, a las necesidades que hoy tiene el país, lo cierto es que se cuestiona la forma en que se lleva a cabo este tipo de inversiones, se cuestiona la normativa existente”, comentó.

Aunque reconoció que la norma vigente permite hacer observaciones como persona natural o persona jurídica, “dichas observaciones en la práctica son menores o muy pocas. Lo que uno esperaría es una legislación estricta respecto de este tipo de proyectos”.

De acuerdo a Jorge Rivas, “uno no se opone a la rentabilidad económica - que debe ser inmensa por cada MW producido - también es real que acá se afecta el ecosistema, aquí afectamos no solo la vida humana, sino el hábitat que existe considerando toda la flora y fauna”.

Para el alcalde mulchenino, los proyectos de esa envergadura solo favorecen a quienes tienen grande extensiones de terreno, “porque de acuerdo a la planificación que hacen, ayuda a los que más tienen y es así, nosotros lo hemos vivido. Ellos arriendan los terrenos donde se instalan las torres en altas sumas de dinero que es imposible lograr en sembradíos, de trigo por ejemplo”.

“Cuando uno hace el análisis de todos estas variables, uno se pregunta, cuál es la real finalidad. La respuesta es ganar recursos y obviamente, generar energía para satisfacer la demanda del país, pero también uno se pregunta cuál es la real contribución a la convivencia de una comunidad, de una ciudad o de un territorio, la verdad es que la respuesta es: prácticamente nada, salvo en sus inicios cuando comienzan a construir que absorben una mano de obra que en realidad dura poco”, reclamó.

“La mirada que personalmente tengo y que hemos conversado con nuestro equipo es que nosotros no nos vamos a negar a las grandes inversiones, lo que esperamos es que tengan el menor impacto posible en los hábitat pero esta legislación, que es muy débil, debe mejorarse”, recalcó.

Rivas insistió en que “nuestro país debe estar a la altura de los países desarrollados, de las exigencias que ellos tienen en estas áreas, pero principalmente, que el privado que invierte con estas grandes iniciativas de inversión, porque proyectan grandes rentabilidades por grandes años, deje algo en el territorio donde impactan y que afectan la vida de todo lo que allí se desarrolla, desde la vida humana hasta la convivencia dentro de los ecosistema donde se instalan. Su intervención cambia los paisajes y la forma de vivir”.

“Estas empresas no dejan casi nada o muy poco en nuestras comunas, pensando principalmente en inversiones en materia social. Sus casas matrices están en las grandes ciudades, en las grandes comunas del Gran Santiago que recolectan muchos fondos de esas empresas sin tener los impactos que sí tenemos nosotros que nos vemos afectados desde el día uno por el paso de camiones, destrozo de caminos especialmente en los sectores rurales, polvo y barro, ver pasar las aspas, las torres”, sentenció.

“Espero que nuestro país reaccione en algún momento y que se tomen las medidas necesarias, y se legisle. Para eso, vivimos en sociedad y fijamos nuestras normas de convivencia”, declaró el alcalde Jorge Rivas.

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