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El tronar de los guantes, el eco de los golpes sobre los protectores y el fervor del público marcaron el esperado regreso del boxeo al cuadrilátero del Polideportivo de Los Ángeles. La quinta gran velada boxeril realizada en la cancha 2 de dicho fue mucho más que un evento deportivo: fue una fiesta de pasión, esfuerzo y esperanza para una disciplina que busca consolidar su renacimiento en la provincia.
Casi un año debió pasar para que los amantes del pugilismo local volvieran a disfrutar de una jornada completa sobre el ring, y el resultado superó todas las expectativas. En total, 11 combates se desarrollaron con impecable organización, en los que destacó la participación de clubes invitados y el compromiso de cada púgil que se subió al cuadrilátero a defender su bandera y su orgullo.
José Curilaf, técnico y gestor del evento, además de alma del Club de Boxeo Los Ángeles, expresó su satisfacción por el éxito alcanzado. "Tuvimos puntos altísimos dentro de lo que fue el evento, desde la respuesta del público —que a pesar del clima se acercó con entusiasmo— hasta el positivo rendimiento mostrado por todos los pugilistas", comentó emocionado.
Curilaf también valoró el profesionalismo de los clubes visitantes, que cumplieron a cabalidad con lo pactado. "Nos deja muy contentos porque logramos concretar las 11 peleas programadas, algo que no siempre se consigue en estos eventos", destacó.
Uno de los momentos más significativos de la jornada fue el histórico combate femenino entre Llanca Merino, de Temuco, y Marilyn Gutiérrez, de Angol, ambas en la categoría de 60 kilos. Por primera vez, una velada organizada por el club angelino incluyó a boxeadoras sobre el ring, lo que marca un precedente para el deporte local.
"Fue una primicia para nosotros, algo inédito. Y más allá del simbolismo, ambas mostraron un altísimo nivel técnico y entrega en su combate", expresó Curilaf con orgullo.
Tras un duelo parejo y emocionante, la victoria fue para Merino por decisión de los jueces, en una pelea que arrancó aplausos de pie entre los asistentes.
Los Ángeles tuvo una sólida representación sobre el cuadrilátero, con la participación de jóvenes y adultos que demostraron que el semillero local está más vivo que nunca. Subieron al ring Cristóbal Sobarzo (15), Vicente Burgos (15), Matías Peña (17) y Vicente Espinoza (17), junto a los experimentados Martín Etcheverry, Claudio García y Alejandro Inostroza. Todos dejaron en alto el nombre de la comuna.
El evento, impecablemente organizado, contó con la participación de jueces, jurados y árbitros que dieron fluidez y seriedad a cada combate. Además, por primera vez un alcalde angelino en funciones asistió a una velada boxeril: fue el caso del edil José Pérez Arriagada, un gesto que fue recibido con especial gratitud por parte del club organizador.
El entrenador angelino recordó los humildes inicios del club —que nació literalmente en el patio de una casa— y el largo camino recorrido para consolidarse como un referente del boxeo local. "Esto es fruto del esfuerzo, del trabajo y del sacrificio de todos los que creemos que los jóvenes pueden reencontrarse con este hermoso deporte", reflexionó.
Con el eco de los aplausos aún resonando en el Polideportivo, quedó la sensación de que el boxeo angelino ha vuelto para quedarse. Una disciplina que resurge desde la pasión de su gente, impulsada por una nueva generación de pugilistas decididos a escribir con sudor, coraje y nobleza la nueva historia del cuadrilátero en Los Ángeles.
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