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El presidente del club argentino, Néstor Grindetti, calificó la actitud de la U como "cómplice y vergonzosa", acusando que han intentado encubrir a hinchas violentos y distorsionar los hechos.
Según Independiente, los desmanes comenzaron antes del inicio del encuentro y habrían sido organizados con antelación por la parcialidad visitante.
Entre las acusaciones, se señala que los hinchas destruyeron cámaras de seguridad, iniciaron incendios y vandalizaron butacas y baños, utilizando parte de esas estructuras como proyectiles para agredir a los hinchas locales que se encontraban en la tribuna inferior a la visitante.
Además, denuncian que hubo lanzamiento de objetos durante más de cuatro horas y que incluso ingresaron bombas de estruendo y armas blancas, lo que a juicio de la dirigencia confirma que no se trató de hechos espontáneos.
El club argentino defendió su rol como organizador y detalló que dispuso de un amplio dispositivo de seguridad, con más de 650 efectivos policiales, agentes privados, bomberos, móviles médicos y controles de acceso.
Aseguran que cumplieron todas las exigencias de Conmebol y que, pese a ello, "fueron víctimas de la violencia".
Independiente condenó también a "delincuentes disfrazados de hinchas" que, tras la evacuación parcial, continuaron con disturbios dentro del estadio. El club aseguró que trabajará para que esos individuos "nunca más pisen una cancha de fútbol".
La institución ya presentó un informe formal a Conmebol con cuatro puntos principales:
Finalmente, Grindetti expresó confianza en que Conmebol actúe "con justicia, equilibrio y proporcionalidad".
Además, informó que Independiente está acompañando a los más de 700 hinchas que declararon haber sido afectados, de los cuales 300 reportaron lesiones.
"El mensaje es claro: en Independiente no hay lugar para la violencia, ni la vamos a tolerar nunca", cerró el timonel.
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