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Uno de los aspectos que desencadenó el quiebre del club Deportes Iberia fue la gestión de capital en los años 2018 y 2020, periodo en que los accionistas (de los cuales Inversiones Los Ángeles de la familia Morgan eran los mayoritarios con el 99,48% de la propiedad al 31 de diciembre de 2019) retiraron la suma de mil 83 millones de pesos de las arcas de la sociedad anónima por concepto de disminución de capital y dividendos.

Se trata de un aspecto que está dentro de las facultades y derechos que tiene cualquier inversionista, pero si lo hace un club de fútbol de la Segunda División Profesional que no recibe capital extra y solo significa gastos, no era apropiado retirar más de mil millones de pesos, a menos que una de las intenciones sea desencadenar la quiebra de la institución.

Cabe indicar que toda esta información es pública, ya que se encuentra en las memorias anuales del club que, por transparencia, deben proporcionarla a la Comisión para el Mercado Financiero.

De esa manera, Iberia - que era el único club en la Segunda División Profesional con un capital positivo con el pasar de los años - no tuvo más ingresos por concepto de aportes, manteniéndose con el capital restante hasta agotar los pocos recursos con que contaba la sociedad anónima.

Estas cifras no dirían otra cosa que el nulo interés por parte de los administradores de esos años en hacer crecer la institución desde el punto de vista económico y deportivo, en que el plan, al parecer, habría sido estrujar al club.

Desde que en 2012 la sociedad anónima recibiera al club por parte de la corporación, en un contrato por 40 años, todo indica que no hubo una clara intención de sus regentes de invertir en la institución y que solo habrían aprovechado los años de gloria económica (como cuando la azulgrana estuvo en la Primera B) para recuperar lo invertido y obtener buenos dividendos.

Lo cierto es que hoy la institución no tiene patrimonio, salvo los jugadores de la cantera.

En todos en estos años, no hubo el ánimo de mejorar, por ejemplo, en contar con canchas para el equipo profesional y fútbol formativos. Solo se habría expresado la preocupación - y obligación - por conformar el plantel y mantenerlo competitivo (viajes, estadía, alimentación) hasta gastar lo que quedaba de capital.