Un impactante mural de mosaico transformó el exterior de la Catedral en un signo visible de fe, creación y trabajo comunitario, consolidándola como un referente espiritual, cultural y patrimonial para la Diócesis Santa María de los Ángeles y para toda la comunidad.
La iniciativa surgió por invitación del sacerdote Jorge Cerda, quien propuso plasmar un mensaje católico mediante el arte. El desafío fue asumido por un grupo de mujeres mosaiquistas lideradas por María Angélica Romero Gallardo, profesora autodidacta con más de 20 años de experiencia. "Estas artistas no se conocían, solo las unía su conocimiento del mosaico", relata Romero.
La pandemia modificó profundamente el proceso de trabajo. Lo que había comenzado como una labor comunitaria presencial en 2019 debió adaptarse a la emergencia sanitaria. "La pandemia alargó el trabajo, ya que comenzamos en 2019 y al iniciar la emergencia sanitaria tuvimos que trabajar desde nuestras casas en los paneles, supervisadas a través de fotografías y videos", explicó Romero.
A pesar de la distancia física, el grupo logró mantener la cohesión del proyecto. La técnica del mosaico indirecto fue clave: permitió terminar los paños en cada hogar y posteriormente instalarlos cuidadosamente, ensamblándolos sin que se notaran diferencias entre ellos. Este desafío, lejos de detener la obra, fortaleció el compromiso de las artistas con el proyecto.
TRES ETAPAS, UN MENSAJE
La primera etapa —el gran mar azul con frases bíblicas— se instaló en plena pandemia. La segunda, iniciada hace tres años, incorpora cuatro paisajes visibles por calle Lautaro: los volcanes Tupungato, Aconcagua, Antuco y las Torres del Paine. "Queríamos plasmar un poquitito de Chile, de extremo norte a extremo sur", señala Romero.
La tercera etapa contempla el arcoíris, la luna, la Cruz del Sur y el sol. "El arcoíris representa la alianza de Dios con la humanidad y envuelve todo el paisaje", explica Romero. Estas piezas están terminadas pero aún no instaladas.
El equipo completo incluye a Miriam Benavente, Daniela Villarroel, Verónica Martínez, Paola Troncoso, Natalie Escobar, Loreto Cuevas, Flor Sandoval, Maribel Contreras y Jessica Moraga. "Cuando nos invitó, no nos contó de qué se trataba. Cuando nos explicó el proyecto, todas quedamos maravilladas", recuerda Daniela Villarroel, una de las participantes. El trabajo generó vínculos profundos. "Sin habernos conocido antes, terminamos haciéndonos amigas", señala.
Para Villarroel, el impacto va más allá de lo artístico: "A mí también me ha ido acercando nuevamente a la Iglesia, algo que no esperaba y que valoro mucho".
UN LAZO HUMANO Y ESPIRITUAL
Monseñor Cristián Castro, Obispo de la Diócesis Santa María de los Ángeles, valora el proyecto: "Como obispo, me siento muy contento y agradecido por este hermoso trabajo que hoy estamos observando en el exterior de nuestra Catedral. Es una obra que invita a detenerse y contemplar, que expresa de manera muy clara cómo el arte puede transformarse en un verdadero lenguaje de fe. No se trata solo de una intervención estética, sino de una obra que dialoga con la tradición del arte sacro y se actualiza desde nuestra propia realidad local".
"Quiero destacar de manera especial el trabajo colaborativo de las mujeres que han dado vida a esta obra. Asesoradas por el padre Jorge Cerda, veo en ellas reflejado el espíritu sinodal de la Iglesia: caminar juntas, poner los talentos al servicio del bien común y la evangelización. Este proyecto no solo está dejando una huella artística, sino también una huella humana y espiritual muy profunda", reflexiona Monseñor.
El mural continuará durante 2026, cuando se concretará la etapa correspondiente a los sectores de mayor altura del templo, consolidando un legado artístico, humano y espiritual para la Diócesis y toda la ciudad.
