Cultura

Santa Bárbara suma su primer Monumento Nacional con la declaratoria del fuerte Príncipe Carlos

Oculto entre los robles y la maleza permanece el fuerte Príncipe Carlos, que desde ahora podrá ser visibilizado y protegido., Diario La Tribuna
Oculto entre los robles y la maleza permanece el fuerte Príncipe Carlos, que desde ahora podrá ser visibilizado y protegido. / FUENTE: Diario La Tribuna

Tras el reconocimiento al fuerte Ballenar en Antuco, otro enclave estratégico del siglo XVIII también recibió protección legal: el fuerte Príncipe Carlos, en Santa Bárbara, fue declarado Monumento Nacional, abriendo una nueva etapa para su conservación y puesta en valor.

Así como Antuco celebra la declaratoria del fuerte Ballenar, Santa Bárbara también tiene razones para conmemorar. El Consejo de Monumentos Nacionales incluyó al fuerte Príncipe Carlos en la misma resolución, validando su valor histórico y cultural como parte esencial del sistema defensivo colonial del Biobío.

"Muchas veces las personas no saben dónde están estos fuertes, no los reconocen. Pero esto los instala como parte de su identidad y del relato territorial", comentó Orleans Romero, encargado regional del Consejo de Monumentos Nacionales.

Pieza clave de la defensa colonial

A solo 50 metros del camino que bordea el río Duqueco, en la comuna de Santa Bárbara, un gran peumo marca un lugar histórico que no posee señaléticas ni senderos marcados.

Solo quienes conocen el terreno saben que ahí, entre los acantilados y vestigios de muros de piedra, se ubican los restos del fuerte Príncipe Carlos, también edificado en 1788.

Construido para frenar las incursiones pehuenches hacia Antuco y Los Ángeles, el fuerte fue una pieza clave de la defensa colonial.

Su nombre honra al entonces rey de España, Carlos IV. El foso que rodea su perímetro aún se distingue entre la maleza, al igual que las bases de las construcciones de adobe que cobijaban a la guarnición. Robles, pinos y memoria vegetal le devuelven dignidad al sitio.

Fuerte honra al entonces rey de España

Hoy, pese a su valor histórico, el fuerte Príncipe Carlos permanece casi invisible para el visitante común, pero eso está por cambiar: la declaratoria como Monumento Nacional promete hacerlo visible no solo a nivel local, sino como parte de un relato más amplio que conecta la historia del Biobío con la de todo Chile.

Caminar entre los restos de estos fuertes no es solo una experiencia patrimonial. Es también un ejercicio de imaginación.

Es pensar en el centinela oteando el horizonte. Al caballo subiendo por la rampa de acceso. A la familia pehuenche intercambiando ganado por harina. Al silencio interrumpido por el crujido del cuero que ataba la empalizada.

Hoy, siglos después, los ecos de esa vida resuenan en los esfuerzos por recuperar estos espacios desde una memoria activa y una conversación abierta entre generaciones.




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