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Cierre de aserraderos golpea a la región: pymes forestales llaman a modernizar la política del sector

por Jeremy Valenzuela Quiroz

Según datos aportados por Pymemad, cerca de 200 plantas han cerrado a nivel nacional en cinco años, donde la región del Biobío ha sido la más afectada. El empleo forestal cayó desde 15.160 trabajadores en 2010 a 9.889 en 2023, según datos complementarios del Instituto Forestal.

Cierre de aserraderos golpea a la región: pymes forestales llaman a modernizar la política del sector / Diario La Tribuna

Tanto en la región del Biobío como a nivel nacional existe preocupación por el sostenido cierre de aserraderos durante los últimos años, sobre todo, aquellos pertenecientes a pequeños y medianos empresarios.

Según datos del Instituto Forestal (Infor), en los últimos cinco años han bajado la cortina cerca de 200 aserraderos en Chile, lo que representa más de un 25% del total. En ese contexto, la región más golpeada es, precisamente, la del Biobío, donde se concentran la mayoría de las plantas y pymes forestales del país.

"Esto no es un problema menor. El sector forestal está viviendo una crisis que afecta sobre todo a los pequeños y medianos aserraderos. Si siguen cerrando, se va a debilitar todo el ecosistema productivo, incluso las grandes compañías", advirtió Michel Esquerré, presidente de Pymemad, gremio que agrupa a pequeñas y medianas empresas (pymes) madereras.

PROCESO SOSTENIDO

En la región del Biobío, el cierre de aserraderos se ha convertido en una situación recurrente dentro de los últimos años. Solo entre 2020 y 2023, cerca de 20 plantas bajaron definitivamente sus cortinas, lo que deja atrás no solo estructuras vacías, sino también a familias que dependían directamente de esa fuente laboral.

No es una situación repentina. Desde 2010 en adelante, las cifras muestran una tendencia constante a la baja en la ocupación dentro de la industria forestal primaria. En ese entonces, el sector empleaba a unos 15.160 trabajadores.

Trece años después, en 2023, esa cifra se redujo a 9.889, lo que marcó una caída sostenida que golpea con fuerza a una región que históricamente ha vivido de la madera.

LAS RAZONES DEL DECLIVE

La reducción no solo se debe a un problema de competitividad en los mercados internacionales, sino también a los efectos de los incendios forestales, a cambios en la demanda y la falta de renovación tecnológica en varios de los aserraderos de la región.

Michel Esquerré apuntó a varias causas. La primera es histórica: "Desde 2010 se dejó de fomentar a los pequeños y medianos propietarios forestales. El Estado invertía en plantaciones y recuperaba varias veces lo invertido a largo plazo, pero eso se abandonó".

A esto se suma la falta de modernización en la clasificación de las pymes. Hoy, una empresa local que factura $3.000 millones al año y da empleo a un centenar de personas queda en la misma categoría que una gran compañía que mueve miles de millones de dólares y tiene decenas de miles de trabajadores.

"Eso es absurdo, ya que distorsiona todo el sistema y deja sin herramientas a las pymes", señaló.

Otros factores son la ausencia de cadenas productivas robustas, la mirada de corto plazo en la política —en un sector donde los árboles se plantan pensando en que tardan aproximadamente 20 años en crecer para poder ser comercializados— y los estragos que dejaron los incendios en bosques de pequeños y medianos propietarios.

ROBO DE MADERA Y SEGURIDAD

Respecto del robo de madera, que por años fue uno de los dolores de cabeza del sector, el gremio aseguró que hoy ya no es un tema grave.

"El robo de madera ha disminuido en un 97%. Se han implementado controles, trazabilidad, geocercas, guías electrónicas y GPS en camiones. Hoy, el sector forestal es de los más trazables del país, incluso más que la agricultura", afirmó Esquerré.

LLAMADO URGENTE AL ESTADO

Desde Pymemad se hizo un llamado claro a modernizar la política forestal, fortalecer la clasificación de las pymes y apoyar a los pequeños propietarios.

"El abandono de los pequeños y medianos dueños de bosques es penoso. No tienen cómo invertir ni cómo asegurar sus plantaciones frente a incendios. Si el Estado los apoya, es un negocio redondo para todos: se generan empleos, se cuida el territorio y se recauda más en el futuro", enfatizó Esquerré.

A eso se suma otro problema: el aumento de los costos por las nuevas leyes laborales y de cumplimiento que, aunque bien intencionadas, golpean más fuerte a las pymes que no pueden traspasar los gastos a los precios, a diferencia de los grandes conglomerados.

"Al final, lo que termina pasando es más concentración económica. Y Chile ya es un país demasiado concentrado", concluyó el representante gremial.

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