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La Tribuna

Juan Radrigán, de los artistas olvidados

por Zazil-Ha Troncoso

Osvaldo Cáceres González

Falleció hace unos días en Santiago el destacado dramaturgo y poeta Juan Radrigán de una enfermedad repentina que en tres meses lo liquidó afectándolo dolorosamente, cuando estaba en plena capacidad creadora todavía.

Aquí se conocieron sus obras desde la década del 80: “Hechos consumados” y “Las brutas”, esta última puesta en escena por más de una compañía. Conocimos también su poesía por la revista que editaba con otros amigos.

Con Mónica Pérez, que colaboraba con nosotros en la revista “Camino”, que editamos desde 1976 cuando trabajábamos en la oficina de arquitectura de Ronald Ramm de 1975 a 1979, conocimos la dramaturgia de Radrigán en el 83, que ya dictaba talleres en esos años. Por ella seguramente conseguimos que Juan y su compañía vinieran con sus obras a Los Ángeles.

Nos costó conseguir local para el Centro Cultural que conformábamos, al igual que para el acto en homenaje a Violeta Parra que hicimos antes, debiendo recurrir para ello al Instituto Mac Iver de la masonería, no sin algunas dificultades: querían censurarnos lo que íbamos a decir, y los textos de Violeta que íbamos a leer. Pero lo hicimos con mucho público.

Pero para las obras de Radrigán necesitábamos un teatro, y la llamada Casa de la Cultura no estaba disponible para nosotros en esos años de dictadura. Recurrimos a unos contadores que trabajaban en el mismo piso que Ronald, sobre la Ferretería Stark o Alemana, y uno que era mormón nos consiguió su gran local de calle Latorre, que se unía con el templo y quedaba un local adecuado. Nos pidieron que nadie fumara y que lo que presentáramos no “fuera político”.

El doctor Barjas hace relativamente poco fallecido, conocido de todos en especial de los que postulábamos a carné para conducir, ya que él como médico municipal tomaba los exámenes respectivos, se puso a fumar, y porfiado como era, no dejó de hacerlo, lo cual molestó a los dueños de casa y nos lo hicieron presente al igual que la obra: “Hechos consumados” les pareció muy política y no era más ni menos que el teatro de Radrigán y otros autores como el argentino Osvaldo Dragún de: “El hombre que se convirtió en perro”, que también trajimos.

No era fácil para Juan Radrigán montar sus obras, pero se fue imponiendo por la calidad de ellas y su poesía tan característica. Editaron sus obras completas cuando estaba a la mitad de su producción. Las compré en un viaje a Santiago y se las mostré a una persona de teatro, que apenas las vio no quiso devolvérmelas.

Pero esto fue antes de que le reconocieran sus méritos otorgándole el Premio Nacional en Teatro, que hereda seguramente su primera esposa, quedando su actual pareja e hija en la indefensión.

He propuesto hacer una edición nueva, popular, de las obras completas y las poesías de Juan Radrigrán, para que se sigan las primeras montando y divulgando las segundas, como debe ser.

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