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La Tribuna

%26quot;La promoción de soldados que se quedó en la institución protagonizó la recuperación del regimiento".

por Pia Salcedo

El uniformado hizo un llamado a revalorizar a los sobrevivientes que siguieron la carrera militar, mismos que son su entereza, dieron el ejemplo a sus camaradas.

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En medio de la polémica celebración de los 10 años de la tragedia, debido a que no se contó con cerca de 30 soldados que marcharon y sobrevivieron, el Coronel Patricio Espinoza reflexionó acerca de esta, una de las experiencias más duras de su carrera profesional. “El 19 de mayo, hace diez años, me preparaba para asumir el mando del R.R. N°17 "Los Ángeles, compromiso que asumí el 20 de mayo de 2005, en medio de la mayor tragedia en tiempo de paz que haya sufrido el Ejército de Chile. En ese afán, pronto comprendí que el sufrimiento de sus familias nunca podría ser reparado y que en su duelo siempre debemos acompañar, por lo que me sumo hoy - como cada año - a la tarea”.

Argumentó que cada conmemoración, recuerda lo vivido, pero indicó que se necesita mayor reflexión. “En la prensa, durante estos días, hay referencias a los fallecidos y al dolor de sus familiares. También se da espacio a los reclamos de algunos sobrevivientes. Todas esas razones son poderosas, pero creo que algo falta. En este contexto, insisto en un valor poco explorado, me refiero a la decisión de los soldados sobrevivientes, que voluntariamente permanecieron en el regimiento, ya que perfectamente, ellos a raíz de la tragedia, pudieron optar por el abandono del servicio militar”.

Espinoza narró los hechos vividos al interior del servicio, en donde los funcionarios debieron actuar con entereza. “Los hombres y mujeres de la planta institucional, que servíamos en la unidad angelina, debimos afrontar el horror inicial, pero a la vez encontrar la fuerza para nuestra recuperación. Nos pusimos de pie con fuerza, convicción y coraje, continuando la marcha, ubicándonos nuevamente al lado del progreso y bienestar de la provincia, lo cual se produce en medio de gran incomprensión y, por qué no, en medio de dudas de la comunidad, de las autoridades y de nosotros mismos en nuestro quehacer”.

Aclaró que los funcionarios recibieron inspiración de quienes vivieron la tragedia. “En medio del desconcierto, nos sobrecogimos y estremecimos, pero sabíamos que nuestro deber era erguirnos. Pero en eso no estuvimos solos. Estuvimos magníficamente acompañados. La inspiración vino de quienes más sufrieron”.

El Coronel (r) explicó que los actos de valentía hicieron que resucitara el alma de la institución. “Desde mi posición, en aquellos días privilegiada, en el epicentro de los tristes procesos, observe los afanes, valentía y los actos de perdón que esos jóvenes soldados de la clase 2005, demostraron al mundo, logrando que el regimiento recuperara su "alma militar".

Aseguró que los sobrevivientes fueron los protagonistas de la recuperación. “De la mano de ellos, tras su ejemplo y con las fuerza de sus corazones, salimos de la crisis. Ellos, hijos de la provincia de Bío Bío, fueron quienes protagonizaron la recuperación de la unidad angelina”.

Sobre el ámbito político, agregó  que las acciones son insuficientes. “De los hechos políticos, recuerdo el primero con fecha 13 de junio de 2006, en donde se habla que el Senado reconoce el gran impacto que ha generado la tragedia, como también la motivación y lealtad de los 366 sobrevivientes y, el segundo, que data del 2007 y que es del gobierno en donde se decreta que debido a la tragedia se conmemora la celebración el día del soldado conscripto, a mi juicio, no suficientemente reconocidas ni en su espíritu, ni en su letra”.

Espinoza hizo un llamado a repensar la conmemoración de la fecha. “Por todo lo explicado, me atrevo a sugerir que con la misma fuerza y convicción con que se recuerda el sacrificio de los fallecidos, que es el fundamento de la conmemoración,  esta fecha debe también aquilatar y hacerse cargo de la valoración de la heroica e histórica decisión de los sobrevivientes de las compañías de Morteros y Andina, fundamentalmente, y de sus camaradas de la clase 2005. Detrás de ellos, en proximidad de propósitos y en los mismos afanes, sus familiares que los apoyaron y volvieron a confiar en nosotros”.

El uniformado aseguró que ellos fueron los que levantaron los brazos y corazones. “Ellos, los soldados, no solo se mantuvieron en el servicio militar, con gran inspiración levantaron con sus brazos y corazones a su regimiento caído, a la institución y al Estado, aspecto que debe ser aquilatado, justipreciado y valorado. Creo firmemente que esta valoración constituye otro de los reconocimientos que debemos hacer al honrar las muertes de los 45 mártires y a sus familias. ¿O alguien duda que los que murieron no hubiesen deseado que sus compañeros continuaran el sueño de ser soldado... el sueño de los casi en su totalidad voluntarios para el servicio militar, año 2005?”, concluyó.  

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