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La hora de la desaparición (Weapons, 2025): "el horror como elegía de lo cotidiano"

Critica de cine, contexto
Critica de cine / FUENTE: contexto

Ficha técnica: 

Dirección: Zach Cregger

Guión: Zach Cregger

Música: Anna Drubich

País: Estados Unidos

Duración: 122 min.

Productora: Vertigo Entertainment

Sinopsis:

En un tranquilo suburbio al sur de california, 17 de los 18 niños de una clase desaparecen exactamente a las 2:17 de la madrugada, dejando atrás un único sobreviviente. A partir de este evento, la comunidad entera se ve atrapada en una maraña de sospechas, silencios y terrores latentes, donde cada personaje aporta una pieza distinta a un rompecabezas marcado por el dolor y el misterio, lo que llevara a contemplar una revelación arcana y oscura.

Análisis:

Dirigida por el cineasta norteamericano Zach Cregger (Barbarian, 2022), confirma aquí que su interés va más allá del susto fácil: busca tensionar el género del horror con un diseño narrativo coral y casi experimental. La película se estructura en capítulos, mostrando la desaparición desde múltiples perspectivas —padres, docentes, policías, vecinos— lo que rompe la linealidad tradicional del thriller y lo acerca a un mosaico existencial.

La música potencia el tono inquietante con cuerdas disonantes y atmósferas sonoras que oscilan entre lo etéreo y lo opresivo, mientras la cinematografía convierte lo cotidiano en un espacio siniestro: calles suburbanas bañadas en una luz demasiado limpia, interiores familiares que se tornan claustrofóbicos, con claras referencias a filmes como "el sexto sentido" y la serie "The Leftovers" en su tema de pérdidas colectivas, pero los lleva al terreno del horror metafísico. El número 2:17 —clave en el relato— adquiere una dimensión simbólica que conecta con la tradición del terror literario, con las sórdidas críticas sociales sobre la violencia estructural.

El guion expone una frialdad emocional y un desenlace que no alcanza toda la potencia sugerida, sin embargo, la hora de la desaparición sobresale por su audacia estética y por la manera en que convierte el horror en espejo de las comunidades modernas: fragmentadas, incrédulas y siempre al borde de un colapso invisible. Es, más que un misterio, una elegía perturbadora sobre lo que significa desaparecer en una sociedad que ya no sabe cómo cuidar a sus propios hijos.

Crítica de cine por:

Leonardo A. Ramiro Reyes

Diplomado en Cine e Historia

@leoramiro




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