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¿Cuántos pobres deben morir en el mundo, antes de considerar esto un %26quot;crimen contra la humanidad%26quot;?

Por Gabriel Besnier, Ingeniero Civil Industrial U. de Chile. Gerente de Sistemas y Procesos. Consultor en Tecnología

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15-07-2016_21-00-36transgenicos / FUENTE:

Quizás si no existiera un manto de dudas sobre objetivos económicos particulares, Greenpeace junto con científicos e inversionistas estarían trabajando unidos para superar los problemas de la humanidad.

 

 

Este fue el llamado que hace unos días hicieron a Greenpeace un grupo de más de 100 ganadores del Nobel, por su oposición al uso de Biotecnología en el desarrollo alimenticio y en particular al desarrollo del arroz dorado.

La acusación humanitaria se basa en que, según datos de Unicef, millones de niños de las zonas más pobres de África y Asia padecen ceguera y mueren a causa de deficiencia de vitamina A, lo que podría disminuir gracias a las propiedades desarrolladas en el arroz dorado.

Frente a esto, Greenpeace respondió que ellos no están bloqueando el uso de ingeniería genética en el arroz dorado. Argumentan que es un problema del producto ya que, luego de 20 años de investigación, aún no está disponible para la venta.

Además argumentan que se está sobrevalorando el producto con el objetivo de allanar el camino de aprobación para otros cultivos de ingeniería genética más rentable, desconfiando de las intenciones y del futuro.

La oposición de Greenpeace no se basa en conceptos técnicos, se basa en la resistencia al cambio.

El mayor desafío de la tecnología o biotecnología al innovar es mitigar la incertidumbre sobre qué pasará más adelante o si el trasfondo del cambio propuesto es lograr beneficios particulares ocultos inicialmente.

Frente a esto, un recurso habitual es poner un manto de duda sobre la nueva iniciativa, argumentando que “esto siempre se ha hecho así” y manteniendo los paradigmas y el status quo.

Es por esto que el argumento de Greenpeace es pobre.

Es pobre no porque se oponga a la innovación, si no por usar como argumento la desconfianza y la duda en las intenciones de quienes plantean la idea de innovar.

¿Entonces que hacer para mitigar esta resistencia y permitir el cambio esperado?

Algunas recomendaciones:

Eliminar incertidumbres sobre los objetivos y beneficios. La mejor forma de lograr esto comunicando que el proyecto se trata del bien común. De un logro de todos.

Transmitir confianza reconociendo que todo cambio tiene riesgos. No tiene sentido fingir que todo va a estar bien ocultando la posibilidad de efectos secundarios.

Mantener el plan original es una forma de, además transmitir confianza, ayudar a que no se desvíen recursos a objetivos no planificados.

Involucrar a todos. Algunos participantes podrían sentirse incompetentes para entender los objetivos. Participar en capacitaciones o con roles específicos ayudaría a que todos sientan aportando.

En síntesis, actuar con la verdad. Quizás si no existiera un manto de dudas sobre objetivos económicos particulares, Greenpeace junto con científicos e inversionistas estarían trabajando unidos para superar los problemas de la humanidad.

Por Gabriel Besnier,

Ingeniero Civil Industrial U. de Chile.

Gerente de Sistemas y Procesos.

Consultor en Tecnología

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