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La Tribuna

Una contradicción de los pesticidas: prohibidos en Gran Bretaña pero producidos ahí para exportación

por Nicolas Irribarra Irribarra

Danny Hakim / © 2016 New York Times News Service

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HUDDERSFIELD, Inglaterra _ La fábrica aquí, ubicada en medio de un campus de ladrillo en una localidad industrial verde y ondulante, celebró su centenario hace unos días.

Produce paraquat, uno de los herbicidas más perdurables del mundo; pero no uno que pueda comprarse en esta parte del norte de Inglaterra, en el resto de Gran Bretaña o al otro lado del Canal en el resto de la Unión Europea.

Así que será enviado a Estados Unidos, u otra parte del planeta que aún permita que el paraquat sea rociado sobre las malas hierbas.

El paraquat ha sido polémico desde hace tiempo debido a su uso en suicidios en muchas partes del mundo, ya que beber un sorbo puede ser letal. Pero ahora los reguladores en Estados Unidos están haciendo frente a una ola de investigación que vincula al paraquat con un efecto menos aparente de inmediato: el mal de Parkinson.

En un reciente documento regulador poco destacado, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por su sigla en inglés) señaló: “Hay un gran cuerpo de datos epidemiológicos sobre el uso del dicloruro de paraquat y el mal de Parkinson”. La agencia está sopesando si debe seguir permitiendo que el químico sea rociado sobre los campos de cultivo estadounidenses, aunque no se espera una decisión hasta 2018.

Mientras tanto, muchas de las naciones que prohíben el paraquat y otros químicos cuyo uso es polémico aún permiten que sean fabricados en tanto sean exportados a campos lejanos. La planta de Huddersfield es propiedad de Syngenta, un gigantesco productor de pesticidas con sede en Suiza, que no ha permitido el paraquat desde 1989.

Incluso el gobierno de China, una nación no conocida por su regulación ambiental, dijo en 2012 que retiraría gradualmente el paraquat “para salvaguardar la vida de las personas”. Pero sigue permitiendo su producción para exportación.

El paraquat es solo uno de veintenas de pesticidas prohibidos en Europa pero vendidos fuera de ahí. En 2013, la Unión Europea impuso una moratoria sobre un grupo ampliamente usado de insecticidas producidos por Syngenta y Bayer, el gigante alemán, que fueron vinculados con una declinación en las colonias de abejas. En 2003, la Unión Europea prohibió uno de los herbicidas más populares en Estados Unidos, atrazina de Syngenta.

Funcionarios de la industria y académicos financiados por compañías agroquímicas a menudo critican a los reguladores de Europa por asumir un enfoque precautorio en la regulación. Afirman frecuentemente que los riesgos de estos varios químicos están bien entendidos. Pero el paraquat demuestra cuán compleja puede ser la cuestión del riesgo.

Aunque la posibilidad de un vínculo con el Parkinson ha sido citado en estudios durante más de dos décadas, la investigación en los últimos cinco años se ha intensificado, incluyendo un prominente estudio de los Institutos Nacionales de Salud y meta-análisis de un gran cuerpo de investigación. Los estudios han analizado la exposición de lo agricultores y otros que rocían el paraquat, así como de personas que viven cerca de donde se usa, lo cual puede incluir escenarios no agrícolas como los que rodean a carreteras y vías férreas.

Los datos que vinculan al paraquat con el mal de Parkinson “son abrumadores”, dijo el doctor Samuel M. Goldman, un epidemiólogo del sistema de salud de Asuntos de Veteranos de San Francisco que ha estudiado la conexión. “No soy agricultor, no necesito eliminar hierbas, pero tengo que creer que hay opciones menos peligrosas”.

Syngenta ha rechazado desde hace tiempo el nexo con el Parkinson, y de ninguna manera el paraquat es visto como un único factor en la enfermedad. Philip A. Botham, jefe de seguridad de producto de Syngenta, dijo: “Nunca comercializaríamos ni seguiríamos comercializando algún químico que sintiéramos genuinamente que representara un riesgo de salud o un riesgo ambiental”.

En cuanto a los estudios que trazan una conexión entre el Parkinson y el paraquat, dijo: “Nuestra opinión sobre esos estudios es que son interesantes _ no los descartamos _, pero generan una hipótesis interesante que vale la pena explorar”.

Un estudio de 2011 llevado a cabo por el Instituto del Parkinson y los Institutos Nacionales de Salud se basó en un sondeo de agricultores y sus cónyuges en Iowa y Carolina del Norte, así como otros que manejaron pesticidas. Los estudiados tuvieron dos y media más probabilidad de desarrollar el mal de Parkinson si usaron paraquat o rotenona. Un estudio de 2012 concluyó que quienes usaron paraquat, y quienes también tenían una cierta variación genética, eran 11 veces más propensos a desarrollar mal de Parkinson, sugiriendo que ciertas personas pudieran estar más en riesgo por la exposición que otras.

“Es un veneno, y realmente no deberíamos estar usando esto como herbicida como lo hacemos”, dijo la doctora Beate Ritz, profesora de epidemiologia en la Escuela Fielding de Salud Pública de la Universidad de California en Los Ángeles, quien ha estudiado los riesgos de salud para las personas que viven cerca de donde se usan pesticidas.

Syngenta ha sido conocida por defender agresivamente sus productos, incluso involucrándose en una amarga contienda con científicos cuya investigación alguna vez apoyó. La compañía argumenta que los estudios que implican al paraquat no consideran adecuadamente otros factores ambientales o químicos que están presentes. Syngenta también estudió a la fuerza laboral en un antiguo sitio de fabricación británico que producía paraquat y encontró una proporción de mal de Parkinson menor a lo esperado, aunque su estudio se basó en certificados de defunción, que a menudo no reportan la enfermedad.

“Creo que el paraquat es seguro cuando se usa adecuadamente”, dijo Botham de Syngenta. “Sin embargo, como científico, siempre estaré abierto a cualquier nuevo hallazgo”.

El doctor VikramKhurana, un neurólogo del Instituto de Células Madre de Harvard y clínico en el Hospital Brigham y de la Mujer que estudia el mal de Parkinson, dijo que el cuerpo de investigación que traza un vínculo entre el paraquat y el Parkinson había “convergido para formular un argumento bastante convincente de que el paraquat es verdaderamente una exposición ambiental que puede incrementar el riesgo del mal de Parkinson o colaborar con otros factores, incluidos factores genéticos”.

Los modelos de negocios de muchas compañías químicas, incluidas las establecidas en Europa, se han basado, en parte, en mantener sus productos legales fuera del continente. En 2016, Gran Bretaña ha exportado paraquat a Brasil, Colombia, Ecuador, Guatemala, India, Indonesia, Japón, México, Panamá, Singapur, Sudáfrica, Taiwán, Uruguay y Venezuela, además de Estados Unidos, según la oficina del Ejecutivo de Salud y Seguridad de Gran Bretaña.

“Este es uno de los ejemplos por excelencia de los estándares dobles”, dijo BaskutTuncak, funcionario de Naciones Unidas que se especializa en sustancias peligrosas. “El paraquat está prohibido en el Reino Unido y la UE, pero sigue siendo usado, y sigue resultando en serios daños fuera de la UE donde está siendo enviado”.

IMAGEN: Gramoxone se vende en una tienda local de suministros agrícolas en Hebron, Ohio el 15 de diciembre de 2016. Gramoxona contiene paraquat y es fabricado por Syngenta. Uno de los muchos plaguicidas que no se pueden utilizar en Europa pero se vende fuera de él, incluso en los Estados Unidos, el paraquat se ha relacionado con la enfermedad de Parkinson en un creciente cuerpo de investigación. (Nathan C. Ward / El New York Times)

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