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La Tribuna

Las mujeres que ayudaron a Donald Trump a obtener el triunfo

por Nicolas Irribarra Irribarra

Sheryl Gay Stolberg / © 2016 New York Times News Service

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NAZARETH, Pensilvania.-Debbie Biro se convirtió en republicana para votar por Donald Trump.Toda la vida demócrata, Biro, de 57 años de edad, es una madre soltera que asiste a la iglesia, practica yoga y no come carne. Trabaja en la oficina de la fábrica de Crayola Crayons cerca de aquí, y puede identificar su “punto de inflexión”, el momento en que se convenció de que Trump era “un líder firme y lograría que se hicieran las cosas”.

Fue en enero cuando él no asistió a un debate en Iowa para ser anfitrión de un evento de recaudación de fondos para veteranos, un acto que posteriormente planteó dudas sobre cuánto dinero había donado él. El padre de Biro prestó servicio en la Guerra de Corea, y ella dijo que admiraba las habilidades de negocios de Trump, “y pensé que era agradable que estuviera interesado en los veteranos”.

En la rica Naples, Florida, SueGauta, de 47 años de edad, una pequeña empresaria casada con un médico, también votó por Trump. Al igual que Wanda Lincoln, de 67 años, una administradora universitaria retirada que aún trabaja para alcanzar a cubrir sus cuentas en una empobrecida ciudad fabril en Maine. Y KyleighOstendorf, de 26 años, quien vive en Los Ángeles y produce gráficos para ESPN.

A medida que Estados Unidos disecciona los resultados de la elección presidencial estadounidense, destaca una tendencia: decenas de miles de mujeres -53% de todas las votantes blancas, según las encuestas de salida de las urnas- eligieron a Trump, desempeñando un papel esencial en su victoria.

En entrevistas aquí en el Valle de Lehigh -una región marcadora de tendencia en un estado indeciso que ayudó a la elección de Trump- y en todo el país, las simpatizantes dijeron que el suyo fue un voto a favor de Trump, no en contra de Hillary Clinton. Estados Unidos estaba en el camino equivocado, dijeron las mujeres, y solo Trump podía corregirlo.

Son mujeres que quieren que sus hijas crezcan y dirijan empresas, y quienes dirigen empresas. Muchas dijeron que estaban ansiosas de que una mujer sea presidenta.

¿Se sintieron ofendidas por los pésimos comentarios de Trump sobre las mujeres, captados en grabaciones? Absolutamente. ¿Creyeron en las mujeres que se presentaron y dijeron que Trump las había manoseado? No necesariamente. ¿Algo de esto les impidió votar por él? No.

Mientras las oponentes se apoderaban de Twitter con la etiqueta #NotOkay (no está bien), calificando a Trump de misógino y cosas peores, sus simpatizantes mujeres vieron a “un buen hombre y un buen padre”, dijo Mary Barket, jefa de la Federación de Mujeres Republicanas de Pensilvania, quien conoce a Biro de la iglesia y le ayudó a involucrarse en la campaña de Trump.

Biro, quien dijo ser “una persona callada y reservada”, nunca había tocado a las puertas o trabajado en política antes. Pero pasó un día de cada fin de semana desde agosto haciendo campaña para Trump.

Donde quienes votaron contra Trump vieron a alguien que hizo quebrar negocios y evadió el pago de impuestos, estas mujeres dijeron que vieron a un hombre que construyó un imperio inmobiliario y simplemente cumplía la ley. Vieron a un hombre que había criado y promovido a una hija hermosa y exitosa, Ivanka, y quien dejó a una estratega inteligente y consumada, KellyanneConway, manejar su campaña presidencial.

En suma, se dejaron convencer por el discurso de ventas de Trump sobre sí mismo.

“Pienso que las mujeres ven el panorama en general; las mujeres son inteligentes”, dijo Gauta. “El hecho de que él dijera algo vulgar”, dijo, no va a cambiar mi opinión sobre el bien que puede hacer por nuestro país.

“¿Me gustó eso?, no”, continuó. “¿Pero pienso que puede hacer un mejor trabajo que Hillary? Absolutamente. Pienso que cree en serio en lo que más le conviene a este país. Tiene una familia hermosa, quiere dejar un país agradable, el gran país en el que él se crió, a sus hijos. Y pienso que se dijo que la única manera de poder hacer eso es siendo presidente yo mismo”.

Ella llevó a sus hijos varones, de 14 y 16 años, a un mitin de Trump, y dijo que se sintió incluso más impresionada por él en persona que en la televisión. Pero en cuanto a sus palabras en ocasiones groseras: “si mis hijos dijeran algo así, los pondría sobre mis rodillas y los nalguearía”.

En Chicago, Nicole Been, de 22 años de edad, una católica que asiste a la Universidad de DePaul, se opone profundamente al aborto y a la “cultura de engancharse”. Se quejó de que otros estudiantes la calificaran de racista e intolerante por apoyar a Trump.

En Filadelfia, Daphne Goggins, de 53 años de edad, activista de la comunidad afroamericana y ardiente republicana, siempre supo que votaría por Trump. Dijo que creía que décadas de esfuerzos demócratas habían hecho poco por las personas afroamericanas.

Cuando Trump la invitó a una reunión de acercamiento con las minorías, ella le dijo entre lágrimas que “por primera vez en mi vida sentía que mi voto contaría”. (Sólo 4% de las mujeres afroamericanas, según los sondeos a la salida de las urnas, apoyó a Trump, mientras que también lo hizo el 26% de las latinas.)

Para las mujeres entrevistadas, como para los simpatizantes varones de Trump, la economía fue la máxima preocupación. Gauta y su esposo están cansados de pagar 1.800 dólares mensuales en primas de atención de salud, con un deducible de 12.000 dólares anuales. Lincoln, la administradora universitaria retirada, ahora trabaja en el taller de hojalatería y pintura de su marido en Old Town, Maine, para ayudar a pagar las cuentas.

Ostendorf, la productora de gráficos en Los Ángeles, vio al negocio de un millón de dólares de su padre desmoronarse en la crisis económica de 2008. Él empezó a trabajar de nuevo haciendo trabajos de mantenimiento para la YMCA.“He visto a Estados Unidos desplomarse, y una gran parte de lo que me atrajo de Trump fue su plan de negocios”.

Y dijeron también que estaban preocupadas, además, por un Estados Unidos que parece haber adoptado el multiculturalismo y la corrección política sin cuestionarlos. Dijeron que no entendían al movimiento Black LivesMatter (las vidas de los afroamericanos importan); se preguntaban por qué los demócratas estaban tan aferrados al tema del acceso de los transexuales a los baños y tendieron a enfurecerse por la forma en que eran tratados los veteranos y por la violencia dirigida contra la policía.Les preocupa la inmigración y la amenaza de terrorismo.

Celinda Lake, una encuestadora demócrata, dijo que los demócratas esperaban que “una oleada de mujeres” apoyara a Clinton, pero eso no sucedió. Aunque Clinton obtuvo mejores resultados entre las mujeres en casi todos los grupos demográficos, dijo Lake, “Trump obtuvo muy sólidamente el voto de las mujeres blancas, y sabemos que eso fue alimentado por las mujeres blancas de clase obrera”.

Biro casi encaja por completo en ese molde; aunque se considera de clase media, no fue a la universidad. Y Nazareth, una comunidad de clase media en el condado de Northampton, es el tipo de comunidad donde Trump obtuvo buenos resultados.

Sin embargo, sentada en la cocina de su ordenada casa estilo cape cod aquí, con los letreros de Trump-Pence aún colocados en el patio del frente y un cartel que habla de la paz como un camino hacia el entendimiento en la pared de su sala de estar, Biro expresó las mismas esperanzas y temores para el país que muchos simpatizantes de Clinton han expresado ahora.

“Con suerte, él tratará de unir a la gente”, dijo del presidente electo. “Tenemos que tratar de ayudar a sanar a la gente, para que la gente pueda aprender a confiar y a tener fe en que las cosas van a estar bien”.

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