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La Tribuna

¿Quiere un trozo de libertad? Este es el hombre al que debe ver

por Gabriel Hernandez Velozo

Winnie Hu / © 2016 New York Times News Service

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NUEVA YORK _ Durante más de tres décadas, Rick Stocks ha estado acumulando una montaña de escombros de construcción; tantos que tuvo que distribuirlos en tres almacenes en Tennessee y Florida.

Solo que no es un acumulador común, y estos no son solo escombros. Stocks se ha designado cuidador de las partes desechadas de la Estatua de la Libertad.

Tras una restauración de 87 millones de dólares de pies a cabeza de la estatua en los años 80, él fue quien retiró las más de 1,700 varillas de hierro oxidadas que habían formado una especie de caja torácica dentro de la estatua (fueron reemplazadas por varillas de acero inoxidable) junto con las piezas de cobre en forma de silla de montar que las mantenían en su lugar.

También se quedó con los gastados barandales de bronce de la escalera en el interior del pedestal de la estatua y dos docenas de lámparas de bronce que alguna vez estuvieron en la base.

En total, Stocks tomó posesión de más de 22,680 kilos de materiales desechados de la estatua, así como de un edificio histórico en Ellis Island que también fue renovado en esa época. Gastó un total de 3 millones de dólares en comprar, transportar y preservar todo.

“Es una labor de amor”, dijo. “Nunca me enfoqué en el lado monetario de las cosas”.

De vez en cuando, Stocks ha permitido que parte del tesoro salga al mundo. Uno fue el caso del cobre que usó para una línea de souvenirs con motivo del centenario de la estatua en 1986; un artículo popular fue solo una caja de acrílico con una esquirla de bronce dentro. También donó cobre para los adornos navideños vendidos por la Fundación de la Estatua de la Libertad-Ellis Island, el socio oficial sin fines de lucro del monumento, para sus propios propósitos de recaudación de fondos.

Parte de las varillas de hierro fueron entregadas al Departamento de Estado para que se les diera forma como regalos para dignatarios extranjeros. Una varilla fue forjada a mano para convertirla en otro símbolo de la libertad: una réplica de una llave de la Bastilla, la tristemente célebre fortaleza y prisión estatal francesa. Otra varilla fue presentada intacta, con el añadido de una “paloma de la paz” esculpida, al papa Francisco durante su visita a Estados Unidos el año pasado.

“Se trata de que verdaderamente la Libertad se extienda y toque la vida de las personas”, dijo Stocks, de 57 años de edad, en una reciente entrevista vía telefónica desde su casa en Franklin, Tennessee. “Soy solo el cuidador, y estoy tratando de encontrar una manera de mantenerlos para el bien público”.

Ahora, en la mayor liberación de materiales que se haya dado, cobre procedente de la estatua está siendo usado en una nueva línea de joyería _ la Liberty Copper Collection _ lanzada en septiembre por una compañía joyera con sede en Rhode Island, Alex and Ani. Hasta ahora, se han vendido más de 10,000 piezas que llevan una llama de cobre, según la empresa.

Stocks, un hombre agradable que suelta datos históricos sobre la estatua en su conversación, estaba trabajando para su padre, un desarrollador inmobiliario, en Tallahassee, Florida, en 1982, cuando se enteró de la planeada restauración de la Estatua de la Libertad. Aunque no tenía entrenamiento o habilidades en preservación, quiso ser parte del esfuerzo, dijo. Llamó a la fundación, que estaba a cargo de la restauración, y preguntó cuánto material “saldría” del monumento. Mucho, le dijeron.

Stocks inició una compañía, llamada Gold Leaf, que también hace negocios como Soleia, por la sigla en inglés de Embajadores de la Estatua de la Libertad y Ellis Island, y se dirigió a la Ciudad de Nueva York. Pagó un millón de dólares a la fundación por el cobre y otros escombros de la estatua y el sitio de Liberty Island. El acuerdo también incluía los materiales desechados del edificio de registro en Ellis Island: rosetas de cobre ornamentales del techo, así como ladrillos, puertas de madera y perillas de bronce.

Stocks dijo que gastó otros 2 millones de dólares en transporte, almacenamiento y preservación de los materiales de los dos sitios. Dijo que no había recuperado aún los costos.

Peg Zitko, vicepresidenta ejecutiva de la Fundación de la Estatua de la Libertad-Ellis Island, dijo que los materiales habrían sido desechados porque simplemente no había espacio para almacenarlos. Como parte del acuerdo con Stocks, funcionarios de la fundación y el Servicio de Parques Nacional deben aprobar cualquier uso futuro de los materiales.

“Fueron una especie de desechos de construcción _ algunos eran más significativos que otros _ pero, no obstante, tenían que ser retirados”, dijo Zitko.

Además, añadió, “¿qué se puede hacer con todo esto?”

Stocks ha pasado años tratando de responder esa pregunta. Casi cada semana, dijo, suena su teléfono con ofertas de personas que tienen ideas para vender sus materiales con fines de lucro. Dijo que había rechazado cientos.

“Una vez que uno preserva estos artefactos, se es responsable de ellos”, dijo. “Sentí el peso de esa responsabilidad. Es algo muy importante”.

La Fundación de la Estatua de la Libertad-Ellis Island recibió un pago inicial de Gold Leaf por el uso del cobre, pero no mencionó la cantidad, citando un acuerdo confidencial con Stocks. Alex and Ani han prometido donar un mínimo de 100,000 dólares a la fundación el próximo año.

Funcionarios de la fundación anunciaron en octubre que estaban recaudando dinero para construir un nuevo museo de 70 millones de dólares en la isla. La entrada del nuevo museo va a incluir una escultura hecha con las antiguas varillas de acero de la estatua, las cuales serán proporcionadas por Stocks.

John Piltzecker, el superintendente del servicio de parques del Monumento Nacional de la Estatua de la Libertad y de Ellis Island, dijo que funcionarios de su agencia siempre estaban preocupados por el uso de los materiales de la estatua para propósitos comerciales, pero él creía que la nueva línea de joyería “fue ejecutada con sensibilidad y respeto por el tema que es evidente en su diseño”. Añadió: “Esperamos que inspire y provoque incontables conversaciones sobre lo que significa la Estatua de la Libertad”.

Stocks dijo que prevé preservar muchos de los materiales restantes para una exhibición de museo. Quiere usar otros materiales para crear lo que llama “arte único”.

A su solicitud, la compañía Gibson creó una llamada guitarra Spirit of América, usando madera retirada de Ellis Island y cobre de los antiguos soportes de cobre dentro de la estatua. Comisionó a otra compañía, Orange County Choppers, para construir una “Liberty Bike”, una motocicleta recubierta de cobre, que ahora está en exhibición en Liberty Island.

En 2013 Stocks se enteró por un amigo de Carolyn Rafaelian, dueña de Alex and Ani. El abuelo paterno de Rafaeilan, Melkon Rafaelian, había llegado a Ellis Island desde Armenia en 1913, se asentó en Providence, Rhode Island, y empezó una familia, su hijo, el padre de Carolyn Rafaelian, Ralph, fundó una compañía, Cinerama Jewerly, que se dio a conocer por sus fistoles de la bandera de Estados Unidos.

En 2004, Carolyn Rafaelian inició su propia compañía de joyería, la cual ha crecido a 80 tiendas en todo el mundo. Stocks contactó a Rafaelian y pronto estaban compartiendo sus visiones para el cobre de la Estatua de la Libertad.

Stocks eventualmente vendió la mayor parte del cobre de sus almacenes a Rafaelian. Ambos han declinado dar detalles de su acuerdo financiero, citando un acuerdo de confidencialidad.

“Nos conectamos a nivel de nuestras almas”, recordó Rafaelian. “Yo iba a emprender su misión con él”.

La nueva joyería incluye un medallón redondo de plata sterling con una llama de cobre realzada en la forma de la antorcha de la estatua, acompañada por las palabras “Carry Light” (Llevando luz). Un sencillo brazalete cuesta 38 dólares; un collar de diamantes, 2,000 dólares.

Stocks ha comprado un brazalete para él y un anillo para su esposa, y planea hacerse de regalos para darlos a sus dos hijas y otros familiares.

También conservará parte de la joyería a la mano para la próxima vez que ofrezca una plática sobre sus artefactos en una escuela local. Inevitablemente, dijo, alguien pide quedarse con una pieza de la estatua.

Antes, su respuesta era no, dijo. Ya no.

“Finalmente”, dijo. “Finalmente puedo darles algo”.

Imagen: Rick Stock  en su almacén que está lleno de artículos retirados durante la renovación de la Estatua de la Libertad en Fayetville, Tenn., 14 de octubre de 2016. (Kyle Dean Reinford / The New York Times)

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