Opinión

Nobel de la Paz 2025

Departamento de Historia y Geografía de la UCSC

Froilán Ramos, Cedida
Froilán Ramos / FUENTE: Cedida

Las recientes imágenes transmitidas desde Oslo han sido tan insólitas como reveladoras. La odisea de María Corina Machado para lograr salir de Venezuela y llegar a la capital noruega obligó al Comité del Nobel a suspender la conferencia de prensa prevista para el 9 de diciembre. Al final, el galardón debió ser recibido por su hija, Ana Corina Sosa Machado, mientras la laureada aún intentaba sortear obstáculos para arribar a tiempo. Lo que en cualquier país sería un simple viaje se convirtió, en el caso venezolano, en un recorrido lleno de riesgos. Ese solo hecho explica más que muchos informes la naturaleza del régimen que gobierna hoy al país.

Surgen entonces las preguntas: ¿quién es María Corina Machado?, ¿qué expresa este premio sobre Venezuela y sobre América Latina? Ingeniera formada en la Universidad Católica Andrés Bello —donde también fue profesora— y con estudios en Yale, Machado se proyectó desde 2004 como una voz crítica frente al autoritarismo chavista. Fue diputada en la Asamblea Nacional, fue agredida físicamente en el hemiciclo y destituida en 2014. En 2024, pese a ser la principal figura opositora, fue inhabilitada para competir en las elecciones presidenciales del 28 de julio, razón por la cual respaldó la candidatura unitaria de Edmundo González Urrutia.

Tras el desconocimiento de los resultados electorales por parte del régimen, que volvió a declararse vencedor e incrementó la represión, Machado debió pasar a la clandestinidad ante amenazas directas, mientras González debió ir al exilio en España. La crisis venezolana alcanzó así una nueva profundidad: quedó claro que el chavismo no está dispuesto a entregar el poder por vías pacíficas. Diversas organizaciones como la ONU, la OEA, el Centro Carter e incluso la Internacional Socialista denunciaron el deterioro democrático del país sudamericano.

La voluntad popular expresada el 28 de julio, cuando la mayoría votó por un cambio político, permanece frustrada. A ello se suma la diáspora: casi ocho millones de venezolanos viven fuera del país, expulsados por la crisis. En este escenario sombrío, el Nobel de la Paz concedido a Machado adquiere un significado particular. Por un lado, visibiliza ante el mundo una lucha democrática de largo aliento contra un régimen que desconoce elecciones, reprime protestas y viola sistemáticamente los derechos humanos. Por otro, reconoce el esfuerzo ciudadano de millones que acudieron a votar de manera pacífica, muchas veces sin el suficiente respaldo internacional.

Este Nobel también tiene una dimensión simbólica más amplia: exalta el liderazgo femenino latinoamericano en contextos autoritarios como los de Venezuela, Nicaragua y Cuba, donde las mujeres han sostenido, a menudo a un alto costo personal, la bandera de los derechos y las libertades. El mensaje es claro: ni los venezolanos ni los latinoamericanos están solos en su batalla por la democracia.

Finalmente, el premio a Machado vuelve a tender puentes entre Chile y Venezuela. Que más de quinientos chilenos hayan apoyado públicamente su nominación habla de una solidaridad que trasciende fronteras y que recuerda que la defensa de la libertad es, siempre, un asunto continental.

Dr. Froilán Ramos Rodríguez

Departamento de Historia y Geografía de la UCSC

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