Opinión

100 años del Trabajo Social en Chile y América Latina: historia y desafíos

Directora de Trabajo Social
UST Los Ángeles

Patricia Gómez, UST
Patricia Gómez / FUENTE: UST

Este 11 de noviembre, como todos los años, conmemoramos y celebramos la labor del trabajador y trabajadora social en todo el país; no obstante, este día de reconocimiento tiene un significado aún más especial este año 2025, donde el Trabajo Social en Chile cumple 100 años, un siglo que hace necesario activar la memoria histórica de nuestra profesión.

El 4 de mayo de 1925 se inaugura la primera escuela de Trabajo Social en Chile y América Latina, "Escuela de Servicio Social Alejandro del Río". Desde aquel hito histórico ya han transcurrido 100 años, un siglo marcado por profundos cambios a nivel disciplinar, social y cultural, no solo en Chile sino en América Latina.

Uno de los hitos importantes para nuestra disciplina ocurrió el año 1945, año en que la carrera de servicio social adquiere el rango universitario con la creación de la Escuela de Servicio Social de la Universidad de Chile.

Entre los años 1965 y 1970, la reconceptualización del Trabajo Social en Chile y América Latina marca un punto de inflexión en la historia de la disciplina, instalándose como un proceso de autorreflexión en el marco de importantes cambios políticos y sociales en Chile y América Latina. La reconceptualización buscó cuestionar lo que hasta ese momento había sido una práctica asistencialista, llevando a nuestra profesión hacia una búsqueda de cambio y compromiso social donde el pensamiento crítico se transformó en una herramienta esencial de este proceso.

El golpe militar del año 1973 constituye y marca uno de los períodos históricos más complejos que le ha correspondido enfrentar a nuestra disciplina. El rol transformador que se acuñó durante la reconceptualización retornó al asistencialismo de antaño; el cierre de la carrera en muchas universidades constituyó un retroceso evidente para la profesión. No obstante, muchos y muchas colegas estuvieron presentes en la defensa de los derechos humanos en muchos ámbitos en los cuales se les requirió. Un reconocimiento en este día a la labor de todas y todos ellos.

El regreso a la democracia marca una etapa de reconstrucción para nuestra profesión, orientando su quehacer a la participación social y ciudadana, volviendo a los territorios y al trabajo con organizaciones sociales, funcionales y territoriales. Esta nueva etapa abrió además grandes desafíos que aún persisten en la actualidad. Durante las últimas décadas, fenómenos como la migración, la instalación de las políticas públicas con enfoque de género y las nuevas problemáticas derivadas de la exclusión social problematizan cada día más nuestra labor, nos desafían a avanzar en modelos de intervención social más eficaces e innovadores y, sobre todo, instalan una gran responsabilidad para las casas de estudio responsables de formar a los futuros trabajadores y trabajadoras sociales. No es suficiente con mallas curriculares que respondan a estos nuevos desafíos sociales y culturales, sino desarrollar en nuestros y nuestras estudiantes un respeto irrestricto a los derechos humanos, la dignidad y el respeto hacia todas las personas. Esta siempre ha sido la base de nuestro quehacer y debe seguir siéndolo aún en tiempos difíciles en que transita nuestra sociedad.

Patricia Gómez Becerra

Directora de Trabajo Social

UST Los Ángeles

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