"Expertos advierten que el crimen organizado estaría consolidado en la zona ante el vacío del Estado". Este fue el titular de La Tribuna. Desde unos diez años a esta fecha, el asesinato en el país es diario, numeroso, multinacional; drogas diversas son las principales mercancías que dan origen a esta criminalidad. Nuestra provincia, bastante más acomodada económicamente que nuestras vecinas, adquiere un estatus superior en la criminalidad actual y no tiene visos de terminarse; al revés, luego comenzarán los asaltos rurales y ello hará más dramática la situación provincial. Por ahora, a modo de entrenamiento, hay un robo menor, situándose en la vivienda rural cerca de caminos pavimentados. "Si no tienes rejas en tu casa, ya está en las listas de las viviendas fáciles de robar", fue la sentencia de un observador policial en un encuentro de vecinos que se concentró en una casa robada minutos antes. Me impresionó porque varios de los presentes ya habían sido robados y ninguno dio cuenta a Carabineros. Yo tampoco. Me han robado siete veces.
En esta campaña electoral, el Estado ha sido la palabra más recurrida. El Estado, solución o responsable de todo. En esta crónica es igual: un "...vacío del Estado". Pero ¿es así? Bueno, claro, la administración pública, que equivocadamente para estos efectos le llaman Estado, tiene responsabilidad. Eso es verdad. Pero ¿toda la culpa? Yo reclamo más institucionalidad y no solo Estado o, no solo administración pública. La institucionalidad es la suma de todas aquellas instituciones o personas que tienen una identificación con la nación. ¿Y qué es la nación? Es aquella sociedad que, teniendo etnias, religiones, lenguas distintas, a cada una se le reconoce el pasado inmediato y todos tienen un destino común. ¿Y tiene representación política? Por cierto que sí, la República es la manifestación política de la nación. ¿Y dónde está el Estado? Este se encuentra en la función que le demandan las tareas ejecutivas, legislativas y judiciales conferidas en la administración de una sociedad. Los países desarrollados no le llaman Estado a la administración pública. El Estado, para tales naciones, es la expresión jurídica de una sociedad (el Estado de Chile, los Estados Unidos, Organización de Estados Americanos OEA, etc.); en Chile, en cambio, el Estado sirve hasta para barrer la casa.
Pero aun así, supongamos que los que hablan solo de Estado en realidad se refieren a la administración pública para establecer culpas por la criminalidad. Podríamos decir que sí, tienen culpa. Han administrado mal esta tragedia. Las razones son muchas. Algunas doctrinarias, lejos de la naturaleza de la cosa existente o analizada. En términos reales, la institucionalidad está ausente. No existe la nación, los miles de presidentes que habitan esta larga tierra americana, tampoco las iglesias, menos los colegios y escuelas, tampoco las familias ni los clubs de huasos; en realidad, nadie institucional. Solo república, nada más. En el concejo comunal está la conducción que falta. ¿Cuándo llegará?
Mario Ríos Santander