Tomar decisiones ágiles y estratégicas que lleven a resultados rentables es la ambición de cualquier empresa. Y en el caso de las pymes lo es aún más, ya que cuentan con menos recursos y la necesidad de mantener el negocio a flote, muchas veces avanzando a pulso, con esfuerzo e intuición.
Precisamente ahí está la oportunidad de mejora, porque muchas de esas decisiones podrían ser más certeras con el uso de la data.
Durante años, la toma de decisiones en las pequeñas y medianas empresas se ha basado en la experiencia, el olfato o la "corazonada" del emprendedor. Eso puede funcionar al principio, cuando el negocio es pequeño y uno conoce de memoria a cada cliente. Pero cuando se quiere crecer, abrir nuevos mercados o competir en serio, ya no basta con la intuición: se necesita información, datos claros y la capacidad de analizarlos.
Las grandes empresas lo saben muy bien. Pensemos por ejemplo en el retail. A partir de las compras que realizamos día a día, los supermercados y tiendas son capaces de identificar patrones de consumo. Saben que en septiembre aumenta la demanda de carne y carbón, que en marzo sube la venta de útiles escolares o que cuando baja la temperatura, se compra más ropa y calzado de invierno. Con esa información planifican su stock, diseñan campañas de marketing y optimizan su logística. Esa no es magia: es el poder de los datos puestos al servicio del negocio.
Ahora, ¿por qué algo tan estratégico debería estar reservado solo para las grandes empresas? No tiene por qué ser así, porque hoy —gracias a la IA— existen herramientas accesibles, incluso gratuitas, que permiten a las pymes ordenar su información, mirar tendencias y anticiparse. Desde softwares de gestión hasta aplicaciones que analizan las ventas, las redes sociales o la interacción de los clientes. No es necesario tener un departamento de data science para dar el paso hacia la profesionalización de la gestión.
En mi experiencia trabajando con distintos emprendedores, me impresiona ver cómo cambia la perspectiva cuando logran visualizar sus datos. Un restaurante que analiza qué platos se venden más según el día de la semana puede organizar mejor su cocina y reducir pérdidas. Una tienda de ropa que observa qué tallas y colores tienen más rotación puede comprar con mayor precisión y evitar quedarse con stock inmovilizado. Una empresa de servicios que mide cuánto demora en resolver los problemas de sus clientes puede mejorar su propuesta de valor y fidelizar.
Por eso creo que es importante que las pymes chilenas se atrevan a dar este salto. La información está ahí, esperando ser utilizada, pero si no la procesamos ni la miramos con criterio, seguiremos caminando a tientas. Si queremos que nuestras pymes no solo sobrevivan, sino que también prosperen y compitan de igual a igual, necesitamos democratizar el acceso a estas herramientas e incorporarlas a la escala y a la realidad de cada negocio. La data no reemplaza la intuición, pero sí puede complementarla y potenciarla.
Tomar decisiones con más seguridad ayuda a anticipar escenarios y crecer con bases sólidas. El futuro de las pymes en Chile no está solo en el esfuerzo y la pasión de quienes las levantan cada día, sino también en su capacidad de profesionalizarse. Y en ese camino, la data es una aliada imprescindible.
María Elba Chahuán
Vicepresidenta y fundadora
Unión Emprendedora