En Chile hay un déficit de aprox. 650.000 viviendas (en el año 2015 eran casi 400.000), según cifras del Ministerio de Desarrollo Social y Familia. Es muy probable que el déficit actual sea aún más alto, considerando la gran cantidad de inmigrantes no documentados, y otros grupos que no figuran en ningún catastro. Si consideramos que cada vivienda debería albergar en promedio a 4 personas, tener más de 2.600.000 personas sin acceso a vivienda, debería parecernos una cifra escandalosa, para un país que, hasta hace muy poco, tenía pretensiones de incorporarse al club de países desarrollados.

Lo paradójico de esta situación, es que la oferta inmobiliaria hoy se encuentra con un stock récord de más de 100.000 unidades disponibles, y enfrentando un escenario muy complejo. Las inmobiliarias están en medio de una "tormenta perfecta" con financiamiento caro, escasos terrenos, altos costos de construcción, constructoras quebradas e incertidumbre en la permisología.  Por lo mismo, no es de extrañar que estemos en los niveles más bajos de "entrada de nuevos proyectos", esto, en al menos una década.

Si a todo lo anterior le sumamos que muchas familias que antes podían acceder al crédito, hoy, no están clasificando para los bancos. Si bien la tasa de interés impacta, la principal causa de que no puedan acceder al crédito, es que la inflación que tenemos acumulada desde octubre del 2019, es aproximadamente un 30% lo que hace que el dividendo y el pie que las personas deben ahorrar aumento en la misma proporción muy por debajo del aumento de sueldos. Tenemos una importante parte de la población que no les da para acceder al crédito ya que no pueden pagar el dividendo y les cuesta más ahorrar el pie.

Con este escenario, personalmente, tenía altas expectativas tras el anuncio del ministro Marcel para apoyar al sector, pero en mi opinión, se "quedó corto". 

Un incentivo tributario que como máximo se traduce en $1.000.000 de rebaja tributaria anual durante 5 años, para proyectos nuevos comprados antes del 1 de julio del 2024, tendría un efecto muy marginal, sobre aquellas personas que tengan como motivación de compra el tema tributario, pero se pierde una oportunidad de apoyar enérgicamente a un sector clave para la economía.

En mi opinión, las medidas deberían ir para aumentar la oferta, generar nuevos polos de desarrollo con buena conectividad, densificar zonas céntricas, generar líneas de crédito e incentivos tributarios a inmobiliarias para desarrollo en los segmentos donde hay más déficit. Por el lado de la demanda, se debería buscar mejorar el acceso a financiamiento de las familias, entendiendo la problemática que hay para alcanzar el pie y renta requerida.

Seamos positivos y esperemos que esta medida se enmarque en una estrategia nacional que busque tratar este problema en múltiples dimensiones para permitir que más personas en Chile puedan tener una vivienda digna y propia.

Ferencz Delarze, director Property Partners