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Chile espera

Bryan Smith. Cientista Político

por Bryan Smith. Cientista Político

El domingo recién pasado, tuvimos una elección histórica en varios sentidos: histórica porque votaron más de trece millones de personas; histórica por los resultados que contrastan con el plebiscito de entrada en 2020, e histórica por la decisión que debíamos tomar.

La ciudadanía optó en un 61,86% en favor del rechazo, pero ante este resultado es importante ser cuidadosos, comenzando por evitar las interpretaciones de una sola lectura, pues quienes pretendan interpretar esto de forma rígida e intransigente, corren el riesgo de caer en el mismo error que cometió un grupo de la convención, quienes se arrogaron y capturaron el poder, en una suerte de representación exagerada de la voluntad popular, ignorando que dentro del 78,31% que aprobó en el plebiscito de entrada, convivían diversas razones, anhelos, ideologías y creencias. Por esta misma razón es que el resultado del domingo reciente, no tiene una sola mirada, no es un resultado literal de rechazo y punto.

Desglosando esos 62 puntos, y acorde a las encuestas de los últimos meses, quienes votaron por un rechazo sin condiciones, es decir, que votaron esperando que continue la actual constitución, representarían entre 18 y 26 puntos, mientras que entre 36 y 44 puntos corresponderían a quienes votaron en rechazo a la propuesta de la convención, pero apostando por la continuidad del proceso que nos conduzca hasta una nueva constitución. Ahí estaría la mayoría de la militancia y simpatizantes de Chile Vamos, Amarillos por Chile, una parte importante de la Democracia Cristiana, algunos PPD y otros cuantos PS, pero sobre todo una mayoría ciudadana independiente con espíritu de centro, quienes según la CEP representan el 37% de la población chilena.

En cuanto a las reacciones de esta semana, es obvio que el gobierno y los cuerpos políticos que estuvieron por la opción apruebo, den urgencia a la continuidad de este proceso, ya que, desde una mirada estratégico política, es una buena forma de sortear el luto y enviar señales de superación y continuidad, presionando también a la centro derecha a honrar la palabra empeñada respecto a dar continuidad al proceso. Pero este esfuerzo puede ser contraproducente, sobre todo cuando en una parte de la población se observa cierto agotamiento de la discusión constituyente. En ese sentido, tampoco es que el proceso y las decisiones al respecto deban aplazarse tanto, pues el anhelo de nueva constitución es sin duda mayoritario, pero tomar un pequeño reposo sería muy bien valorado por la ciudadanía, sobre todo a una semana de fiestas patrias, que es cuando nos podemos dar siquiera un día de distensión en familia, amistades y disfrute en general. Luego, terminadas las fiestas, podemos retomar esta importante discusión nacional, que requiere de acuerdos, pero por sobre todo de sabiduría.

No me cabe duda que será un órgano colegiado y democrático, con un componente experto el que tendrá la importante tarea de confeccionar una nueva constitución, aprendiendo de los errores cometidos y considerando las virtudes del proceso hasta ahora, así también los documentos que nos pueden dar una base importante para una mejor discusión, como lo son: las propuestas de la ciudadanía que la convención no consideró, la propuesta de la ex presidenta Bachelet, la actual constitución y la propuesta de la Convención, así también los ofrecimientos del ex presidente Lagos y otros tantos expertos y expertas de nuestro país, quienes pueden contribuir a este proceso, pero primero sentémonos, conversemos, tomemos un breve respiro y luego manos a la obra que Chile espera por una buena nueva Constitución.

Bryan Smith

Cientista Político

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