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La Tribuna
Columnista

4 de septiembre de 2022: un rechazo histórico

René Luis Núñez Ávila. Profesor de Derecho Procesal - Universidad de Chile

por René Luis Núñez Ávila. Profesor de Derecho Procesal - Universidad de Chile

En la historia de Chile quedará el registro de la votación del soberano: para el plebiscito de entrada, una aprobación a la Convención Constitucional del 80/20 en términos absolutos, y, para el plebiscito de salida, un 60/40 que rechazó la propuesta de aquella Convención. Explicaciones habrá muchas y cada votante tendrá sus razones, pero la legitimidad de más de 13 millones de votantes será sin duda otro hito histórico.

Primó el sentido común, fue un veredicto masivo. Perdimos una gran oportunidad histórica y 18 mil millones de pesos. Y nadie responderá por ello. La Constitución del Pueblo fue rechazada por el Pueblo con 7.8 millones de votos. Se rechazó el texto y el proceso.

Duele mucho el ninguneo de la izquierda hacia el pueblo con la expresión facho pobre o la denostación a la gente de Petorca. Ese pueblo que tanto dice defender la izquierda radical se pronunció en su contra: el Estado Regional fue rechazado por las regiones, la Constitución indigenista, la plurinacionalidad y pluralismo jurídico, fue rechazado hasta por los pueblos originarios, y, la gente más humilde rechazó este texto porque es malo y divide. Incluso los presos lo rechazaron.  El norte rechazó la inmigración ilegal y desatada. El sur rechazó el terrorismo en la macrozona sur, el gran Santiago y Valparaíso rechazaron la violencia y delincuencia descontrolada, y, la falta de protección de parte del Estado.

Fue épico, la Convención fue un show lastimoso, le faltó el respeto a los símbolos patrios arraigados en el Chile profundo, atentaron contra la unidad nacional, se exacerbó la soberbia, el narcisismo, el partisanismo, fue una derrota a las ideologías de la izquierda más radical, los intentos refundacionales, a la aplanadora a las minorías de la Convención y a los 388 artículos, con flancos por doquier.

Debemos decirle adiós a esa nefasta frase con todo sino para que..., dejar de lado los maximalismos, la infatuación, el simplismo moralizante, rechazar la violencia en todas sus formas y reafirmar el diálogo y el debate constitucional respetuoso.

Queremos una Constitución de consenso, una donde no prime el resentimiento, la venganza y la envidia. El espectáculo de mala calidad terminó. Cambiemos el tono, el ánimo y vamos por nuevo texto constitucional para el Chile del siglo 22. Que gane ahora la moderación y la gradualidad.

René Luis Núñez Ávila

Profesor de Derecho Procesal  - Universidad de Chile

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