En la vida las cosas van sucediendo por una elección, constantemente estamos decidiendo sobre nuestras acciones u omisiones, por eso hoy, dedicaré unas sentidas palabras a ese acto de elegir, que ayudará a iluminar el camino que hoy recorres, por eso amigo (a) mío (a), hoy:
Elijo vivir por elección, no por azar.
Elijo amar con honestidad y entrega.
Elijo perdonar y avanzar.
Elijo dar lo mejor de mí, para quien se lo merece y para quien no.
Elijo actuar con motivación en todo aquello en lo que me empeñe.
Elijo ser útil a una buena causa o a un sentimiento, sin permitir que me usen.
Elijo cambiar y no buscar el pretexto para no hacerlo.
Elijo sobresalir y vencerme a mí mismo, no competir con nadie más que conmigo.
Elijo quererme, cuidarme y ser compasivo con mis errores o con los de otros.
Elijo escuchar mi voz interior y no complicarme por la opinión ajena o intencionada.
Elijo creer en las personas, entregar bondad y sinceridad, aunque tenga mil puñales en la espalda.
Elijo la belleza del alma y la fuerza del amor.
Yo elijo creer, aunque sea una locura o no tenga sentido, pues al menos puedo volar con mi mente.
Yo elijo pensar en un futuro mejor para todos y por la esperanza de un nuevo amanecer.
Lo que elijo creer es lo que veo, lo que siento y lo que quiero, nada es casualidad, la vida misma es una elección diaria, no hay accidentes en el mundo de la voluntad por ser y hacer. Por eso, para ti que lees estas líneas de fe, te animo a que elijamos creer en que podemos sembrar más sonrisas en nosotros mismos y en la gente; porque si te decides a soltar tus amarras, tendrás las manos libres para hacer tu elección, cuando tomas tu opción de manera consciente, te liberas.
Por eso y aunque todo se vea cuesta arriba y pareciera que ya no nos quedan fuerzas, elijo creer que las cosas son posibles, incluso cuando no sé cómo sucederán... ¡te deseo un día maravilloso!
Luis Rozas Mardones, psicólogo.