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Columnista

Cartas para el futuro I

Bryan Smith. Observa Biobío

por Bryan Smith. Observa Biobío

El tiempo de hacernos cargo llegó hace muchos años, pero tristemente, como siempre, necesitábamos más que las advertencias, necesitábamos sentir el peso de las circunstancias para asustarnos y asumir sus efectos sobre nuestras vidas y sobre la tierra que habitamos.

Esa realidad que obviamos durante tanto tiempo es cruda e impía, no perdona a nadie, arrastra pobreza, desolación, muerte y dolor. Nos referimos al Calentamiento Global.

Este fenómeno propulsado por la contaminación planetaria, sin duda alguna tiene un origen local, pues de la sumatoria de toda la contaminación del mundo resulta este peligroso escenario.

En Chile nos hemos dado la imprudente libertad de destruir nuestros ecosistemas - aportando al fenómeno complejo del cambio climático - permitiéndonos aún ser un país meramente explotador de sus recursos naturales sin un manejo inteligente de las consecuencias de sostener esta matriz económica. Nos permitimos la minería salvaje durante prácticamente toda nuestra historia, cobrando tímidos impuestos por este sacrificio; intervenimos y/o destruimos ríos, lagunas, humedales, estuarios, fiordos, mar territorial, playas y praderas de forma desmedida en el nombre de la generación energética, la industria inmobiliaria, el turismo inconsciente y otros flagelos locales; permitimos que introduzcan especies como el castor que inunda miles de hectáreas de bosque nativo en la Patagonia sin ninguna sanción; permitimos e incentivamos el cultivo de millones de hectáreas con bosque de pino y eucaliptus donde ya no fluye ni una sola vertiente y como si esto fuese poco, lo financiamos a través de decretos que subsidian casi tres cuartos del gasto que los privados hacen al plantar. (Decreto 701 de 1974) y como si esto fuese poco, permitimos todo esto en una zona de conflicto étnico, como un insulto eterno a quienes habitaban nuestro Chile antes de si quiera llamarse Chile, secándolos en la pobreza y después nos preguntamos ¿Por qué la violencia?

Llegó el momento de comenzar a tomar acciones más concretas y menos tímidas para abordar el camino de los cambios necesarios para cuidar el paño de tierra que nos corresponde como Estado y pararnos en cuatro patas en el concierto internacional consciente de esto, porque ya no es un vago asunto del que contamina más o del que contamina menos, es un tema planetario y tenemos exactamente el mismo derecho a exigir y pelear por la protección del medioambiente que tiene cualquier otro país y sabemos que las medidas adoptadas por la COP21 son insuficientes.

En Chile hay industrias que ya no nos podemos permitir y que deben iniciar un proceso de retiro prudente de sus actividades abordando esto con un plan de desarme industrial paulatino, pero dentro de un plazo pertinente no para su conveniencia sino para la de nuestro entorno.

La Industria Salmonera del Sur (Esa misma que países europeos ya no se permiten y por eso vienen a instalarse acá, donde las reglas del juego están mal hechas), la industria forestal, la minería salvaje, la generación de energía no sostenible, etcétera. Son ellos o nosotros, porque, seamos realistas, donde ellos crecen, nada más crece ni fluye.

El equilibrio macroeconómico recae en el recambio del enfoque productivo de Chile. Hoy es un momento crucial para fomentar con mucha fuerza áreas de desarrollo económico sostenibles como las tecnologías, turismo, hidrógeno verde, electro movilidad, entre tantas otras. Así como también debemos impulsar políticas públicas que nos hagan más responsables y conscientes respecto al entorno en el cual habitamos como el uso de transporte público, ciclovías, restricciones vehiculares inteligentes, plástico cero, eco construcción, ciudades ecológicas, autonomía domiciliaria, huertas comunitarias, uso responsable y circular del agua, etc.

La tarea de salvar el planeta es monumental y no depende solo de nosotros, pero sin duda alguna que comienza por casa y Chile es nuestra casa. Si logramos generar políticas públicas con un enfoque ecológico sin duda en un futuro miraremos las acciones del hoy con gratitud.

No olvidar que el medioambiente es el escenario principal de la vida, en este escenario crecemos, conocemos, amamos, aprendemos y todo lo que la vida supone, si no la protegemos no tenemos otro lugar, otro hogar y aunque a muchos industriales les duela la verdad y traten de tapar el sol con un dedo, el aumento planetario en los desastres naturales indican que ya la situación es insostenible y deben transformar sus inversiones en inversiones eco amigables, no para frenar en seco lo que se nos viene, sino para mitigar.

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