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Columnista

¿TEA, Espectro, Neurodiversidad?

Faviola Sofía Inostroza Pardo, directora de carrera Educación Diferencial, directora del Diplomado en intervención educativa del Trastorno del Espectro Autista, UST Los Ángeles

por Faviola Sofía Inostroza Pardo, directora de carrera Educación Diferencial, directora del Diplomado en intervención educativa del Trastorno del Espectro Autista, UST Los Ángeles

El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una condición del neurodesarrollo que se inicia en edades tempranas y permanece en el tiempo, se manifiesta con signos marcados en el comportamiento, interacción, comunicación y aprendizaje de la persona, que no se encuentra explicada por la presencia de un diagnóstico de discapacidad intelectual o retraso global del desarrollo. La sigla TEA alberga el autismo, síndrome de asperger y el trastorno generalizado del desarrollo no especificado, los cuales se expresan de distintas formas dependiendo de cada persona de acuerdo con sus necesidades, experiencias y apoyos con los que cuente. Por esta razón se habla de espectro, ya que el funcionamiento individual variará en cada uno de los casos y a su vez, presentará una manifestación heterogénea a lo largo del ciclo vital.

Hace unas semanas, en específico el 18 de junio, se celebró el Día del Orgullo Autista, el cual desde hace cinco años es una fecha muy relevante para este colectivo, sus familias y quienes trabajan en intervención interdisciplinar, ya que se conmemora en virtud de su no discriminación por estereotipos y fomentando la aceptación de las diferencias; en ese sentido,  se plantea la celebración de la neurodiversidad concepto que alude a la promoción de que la diversidad en las individualidades de los seres humanos resulta debido a las variaciones típicas del campo neurológico. En simples palabras se podría indicar que responde a una multiplicidad de cerebros con procesamiento, integración y fedback distinto de los estímulos del mundo que nos rodea. Así, se subraya que las personas que presentan TEA, no tienen una enfermedad cerebral, sino que son parte de esta neurodiversidad, lo cual que permite derribar un primer mito respecto de esta condición.

¿Por qué visibilizar esta temática?, básicamente porque socialmente existen varios imaginarios arraigados que se deben desmitificar, tales como: TEA es igual a persona que no se comunica, persona agresiva, persona que requiere rehabilitación, entre otras. Asimismo, es importante mencionar que, en cuanto a cifras, la Organización Mundial de la Salud, indica que, a nivel mundial, uno de cada 160 niños presenta Trastorno del Espectro Autista, siendo su incidencia más alta en niños que en niñas.

En nuestro país, de acuerdo con la Guía de Práctica Clínica, Detención y Diagnóstico Oportuno de los Trastornos del Espectro Autista (TEA) del MINSAL (2011), no existe un registro del diagnóstico del trastorno del espectro autista, aunque en una presentación de la Subsecretaría de Salud Pública en 2018, se estimó la existencia de 50.500 de niños (menores de 18 años) que presentarían esta condición.

En estos momentos, en donde muchos nos encontramos confinados en nuestros hogares dado el contexto de pandemia, quizás sea la oportunidad de tomarnos un tiempo para indagar y conocer sobre el TEA, que nos permita poder valorar la neurodiversidad  (propia en cada uno de nosotros también) y así podamos hacer realidad los principios de presencia , pertinencia y reconocimiento de esta condición, para así juntos celebrar con orgullo la alegría de ser diferentes.

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